Hay que agradecer las valientes y persistentes denuncias del diputado Luis Peláez y del concejal Daniel Duque, pues gracias a ellas y a la participación activa y los aportes documentales de ciudadanos decentes, se empieza a esclarecer la debacle.
Por Alberto Morales Gutiérrez
Cosmos (Paidós 2016) es uno de los textos más inteligentes de Michel Onfray. Aparece allí el relato de un cristiano que ascendió a la irremediable condición de ateo, y expone, de manera muy clara, la diferencia que existe entre el discurso vano y el hecho concreto. Explica que cuando tenía diecisiete años le costaba trabajo que alguien pudiera ser moral sin ser cristiano, pero que a fuerza de ver los ejemplos de sacerdotes vengativos, sádicos y perversos, manoseadores de niños pequeños; al ver la brutalidad y la pedofilia de los salesianos que tuvo que soportar en el orfanato; y apreciar los comportamientos inmorales de ciertas figuras locales de su infancia que asistían a la misa dominical; no le fue difícil saber muy pronto “que había una distancia considerable entre decirse cristiano y serlo verdaderamente”.
Hay mucha contundencia en su conclusión, cuando afirma que, medidos con esta sencilla vara, muchos habladores, retóricos, sofistas, verbosos, tribunos y oradores, se derrumban en el acto.
La palabrería que busca artificiosamente conjurar la historia, ocultar intenciones, distorsionar los hechos; opera como una astucia de guerra capaz de producir, en primera instancia, algunos triunfos efímeros, pero la práctica torva que la inspira termina desvelando su verdadera intencionalidad.
Han transcurrido ya tres años desde la llegada al gobierno local del señor Daniel Quintero, cabalgando sobre la promesa de transformarlo todo y “salvar” a Medellín, para construir una nueva era.
Aunque de manera muy rápida se hizo evidente para sectores de la ciudadanía, que el personaje no era nada distinto al instrumento de una gran operación mal intencionada para apropiarse de la ciudad y esquilmarla; una operación en la que confluían, además, intereses de políticos tradicionales, banqueros, contratistas y un amplio espectro de la jauría corrupta de este país; es cierto también que otros sectores se negaban a creerlo, aferrados a su promesa de hacer de la ciudad un paraíso.
El uribismo, que había sido excluido de la repartición del pastel, empezó a fustigarlo y esta reacción (tal vez cuidadosamente buscada) le brindó un manto de “credibilidad” a su discurso.
Pero el tiempo, que todo lo cura, se encargó de demostrar las verdaderas intenciones y las prácticas corruptas de esa mafia siniestra, que no solo ha destrozado sin consideración todo lo que esta ciudad ha construido en los últimos años, sino que ha desestabilizado el funcionamiento de programas e instituciones que se han quedado repentinamente sin recursos y, virtualmente, ya no pueden operar.
Durante un largo período les funcionó la estrategia de ocultar miserias con noticias grandilocuentes, shows en los espacios públicos, exaltación de logros inexistentes; pero el carácter vacío de esos relatos empieza a hacer agua, ante la dimensión descomunal e inocultable de las evidencias.
Los secretarios del despacho no asumen ninguna tarea en serio, porque operan como fichas movibles a las que se asignan funciones políticas inesperadas. Así, son trasladadas a tareas estratégicas de campaña, y las ve usted -a las fichas- convertidas en buscadoras de firmas y en organizadoras repentinas de fiestas populares, mientras las gentes observan atónitas cómo las renuncias de los secretarios se convierten en noticia diaria, y ven cómo son regresados a sus ciudades de origen para organizar las campañas de las huestes “quinteristas” nacionales, y anuncian que aspiran a otras alcaldías y a los cuerpos colegiados porque, luego del triunfo en Medellín, el objetivo es lanzarse a la conquista de Colombia. Son insaciables ¡ya no tienen sentido de las proporciones!
Ese es su baile.
Ocupados en otros menesteres más rentables para ellos, se ha vuelto común que las contrataciones se retrasen, las partidas presupuestales no se asignen, los recursos previstos no estén disponibles, y el desmadre se apodere de todo.
Nadie sabe, desde luego, qué se ha hecho con los recursos, en dónde están esos dineros.
La reciente emergencia invernal puso en evidencia que más de cien profesionales del DAGRD están trabajando sin contrato, y que hay desgreñe en una institución que resulta vital para enfrentar los riesgos de las contingencias y, sobre todo, las de los tiempos de lluvia.
Los excesos en Telemedellín fueron tan desmesurados, que no pudieron evitar la intervención de la Contraloría, quien ya tomó la determinación de hacer un barrido completo a todos los procesos contractuales efectuados en el período que lleva esta administración. La noticia coincide con el inicio de la campaña del tristemente célebre Deninson Mendoza, un personajillo de mediocridad aterradora que llegó desde la ciudad de Cali a gerenciar al canal local y, luego de dirigirlo hasta el desastre y armar un festín de contrataciones con sus amigos y aliados en la capital del Valle, quedó “listo” para aspirar a esa alcaldía.
Quintero, alérgico a toda expresión estética, ha asfixiado con premeditación a las casas de la cultura, teatros y laboratorios musicales, en un ejercicio de favores personalizados a sus áulicos que contrasta con la política de tierra arrasada hacia todo lo construido por la comunidad cultural de la ciudad.
Metrosalud se derrumba. Los 38 hallazgos de la Superintendencia de Salud en el 2022, tres de los cuales tienen implicaciones penales, son apenas la punta del iceberg del desastre administrativo, los nombramientos irregulares, los cambios en las direcciones y los despidos injustificados. No tienen presentación alguna los cierres del servicio de urgencias en Castilla y los servicios de cirugía y hospitalización en Manrique y Santa Cruz.
Los dramas de Buen Comienzo no se detienen, EPM se sumerge en el mar de las dificultades y da grima recorrer el centro de la ciudad: las basuras deprimen las calles, los parques están abandonados, el tráfico es inmanejable. La ciudad amenaza ruina, mientras Quintero vocifera en la radio y empieza a balbucear que es una víctima, que es un perseguido, porque también la Procuraduría General de la Nación cuenta con un copioso acerbo probatorio que demuestra las trapisondas y componendas de esta administración y sus secuaces.
Hay que agradecer las valientes y persistentes denuncias del diputado Luis Peláez y del concejal Daniel Duque, pues gracias a ellas y a la participación activa y los aportes documentales de ciudadanos decentes, se empieza a esclarecer la debacle.
Mirando en perspectiva todo este escenario, se clarifica adicionalmente cómo las prácticas perversas de la deplorable administración de Federico Gutiérrez, sus artilugios con los convenios administrativos para exacerbar la contratación directa, la desfachatez en la participación política, el apoyo descarado a sus “herederos”, se hacen cada vez más coincidentes con el estilo de Quintero, de manera tal que la ciudadanía aprende para no ser engañada nuevamente. No sin razón decía Lin Yutang que una crisis es un instante entre dos claridades.
18 respuestas a «Mientras arruinan a la ciudad, arman su baile.»
Excelentes articulo. Las presiciones son mas que simples aclaraciones. Los parques publicos abandonados y sus zonas verdes abandonadas y cayéndose por pedazos, etc…las señoras de EE.VV. hacen lo que pueden por mantenerlos con los precarios recursos….
No dudo, Juan, que la gente desde adentro sufre y que también al interior de cada institución esquilmada, los funcionarios hacen lo que pueden. Gracias por leer.
Alberto te encanta el tema Quintero, se te siente el desprecio por él y todo lo que lo ronda. A mi me parece un alcalde común y corriente, tan frívolo como Luis Pérez y Fajardo. Su administración no ha sido tan buena como dicen sus seguidores, ni tan mala como lo dicen las barras bravas que lo odian. Se le cobra haber enfrentado un empresariado hegemónico y avaro, que siempre defraudó a sus socios minoritarios, y representar a una burguesía emergente proveniente de la ilegalidad (así nacen siempre los buenos y los decentes querido). Mira lo que está pasando en Medellín y en el país desde donde miran los filósofos, no desde la orfandad del cronista. Tu tienes más formación intelectual y se puede esperar más de ti en estos temas. No te dejes tentar de lo que te parece un tema fácil, recuerda que es la economía, son los negocios. La política le gusta es a los políticos y a quienes viven de eso, el poder real se lo están peleando es los dueños de la economía y ahí no hay buenas personas Alberto.
Hola John. Gracias por leer. Me da pena contigo pero no soy capaz de aceptar tu invitación al silencio sobre estos temas de ciudad. Desde luego que para mi es mucho más grato abordar reflexiones sobre aspectos menos dolorosos, pero aprendí que la “polis”, la ciudad griega, exige para su desarrollo, el ejercicios de la ciudadanía. De esa “polis” es que viene la política. Un abrazo
Señor John, opinar desde el conocimiento permite mayor argumentación. Con alcaldes malos y regulares se ha construido la historia de Medellín, haciendo salvedades con las administraciones de Fajardo y Salazar, que por lo menos trataron de hacer algo mejor; de Alonso doy fe que salió de la alcaldía con la misma billetera que entró.
Lo de Quintero es caso a parte: corrupto, pésimo administrador, codicioso sin límites, mala persona, destructor… No es retórica de quien no lo quiera, es lo que motiva la mirada holística de la ciudad.
Y voté por Quintero.
Estoy de acuerdo contigo William en que el caso de Quintero es un caso diferente, por los alcances e intenciones de la red de corrupción para la que trabaja. Gracias por leer. Un abrazo.
Siete años del mismo modelo… Y la falacia superpuesta, o sobreimpuesta del relato que indica que las jugadas solo son malas si las hace mi opositor, pero si las hace mi amigo, es porque nadie iguala su “viveza”: esa forma tan “paisa” de nombrar la capacidad de pasarse las normas – sociales, legales, morales – por la “faja”
Es maniqueísmo puro y duro.gracias por leer Juan Bernardo. Un abrazo.
¡Excelente! Denunciar con hechos y argumentos contundentes es propio de valientes y de quienes nos duele la ciudad, el mundo, la vida y sus habitantes. Gracias y un abrazo!
Gracias a ti por leer, Sandra. Un abrazo y saludos!
Excelente articulo! Yo voté por Quintero., pero las evidencias contundentes de corrupción, de sus alianzas con sectores podridos de la política local, del abandono en que se encuentra en la ciudad, de su inmadurez, de su narcisismo y cinismo, me llevan a declararme un apóstata de esa corriente política. El que Quintero se declare antiuribista solo ha servido para maquillar y esconder su mediocridad y su oportunismo político convencido que así se le perdonarán todas sus faltas. Quintero lo que es un camaleón, un oportunista y prostituto de la política.
Gracias por leer, Fernando.
Yo vote por Quintero y apresar de no compartir muchas de sus políticas implementadas, creo que el autor de este artículo solo le hace el juego al Uribismo y a toda su política de corrupción, y pienso qué a Quintero solo le están cobrando el confrontar al Uribismo y a todos sus cómplices como los que conformaban el GEA. Estoy totalmente de acuerdo con el comentario que la administración de Quintero es otra más de todas las que han pasado por la ciudad y personalmente esperaba más.
Gracias por leer Nicolás. Tenemos, desde luego, miradas diferentes.
La mejor manera de defender a alguien es diciendo q los otros también eran malos.
Se es malo “per se” . De pronto valdría la comparación para en mi concepto decir q este es peor.
Gracias como siempre , por sus acertados y oportunos comentarios
Juan, gracias por leer. ¡Nos vemos!
Muy buen artículo..gracias x atreverse a decir las verdades ocultas de esta administración tan dañina.
Gracias por leer, monita. Un abrazo