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La inteligencia bruta.

Creyendo que hay ahí inteligencia, los usuarios resignarán en él lo que consideran la opinión autorizada, el saber más desarrollado, e insistirán en no ejercer el pensamiento que, con el uso generalizado de la herramienta, puede terminar desapareciendo de la faz de la tierra.

Por Alberto Morales Gutiérrez

Han de estar Yuval  Noah Harari y Steven Pinker, dos de los grandes propagandistas de la economía de mercados y de las “bondades” de la civilización contemporánea, brincando emocionados con el último de los “grandes logros de la humanidad”: el CHAT GPT.

Harari lo puede estar asumiendo, incluso, como un triunfo personal, pues en el 2018 escribió, en un falso tono apocalíptico, que seríamos llevados a “creer que la vocación cósmica de la humanidad es crear un sistema de procesamiento de datos que todo lo abarque y después fusionarnos con él”.

¿Por qué, falso tono apocalíptico? Porque al explicar que ya nos estamos convirtiendo en minúsculos chips dentro de un gigantesco sistema de procesamiento de datos, advierte que los algoritmos “nunca podrán tomar decisiones importantes por nosotros”, dado que tales decisiones suelen implicar dimensiones éticas. Y ya en el terreno ético, se apresura a afirmar una barbaridad de la que, pasados cinco años, aún no se ha arrepentido: que “no hay ninguna razón para suponer que (tales algoritmos) no serán capaces de superar al humano medio, incluso en ética”. Una conclusión bien provocadora, que el personaje suelta sin parpadear.

Claro, si se pierde la perspectiva humana (la frágil perspectiva humana) el análisis transita por otros caminos.

La emoción de los cultores de la Inteligencia Artificial se construye sobre la base de que CHAT GPT es una especie de oráculo al que se le puede preguntar todo, pues está en capacidad de “crear” respuestas con textos inéditos, absolutamente originales (nadie podrá detectar que tus trabajos escolares, universitarios o profesionales no son escritos por ti. Puedes decirle a CHAT GPT que te los redacte a la manera que redactaría una persona de tu edad y con la formación escolar que tienes)

Pero los “alcances” de CHAP GPT van mas lejos. Pueden suplir la necesidad de preguntar conceptos a profesionales de diferentes áreas del conocimiento: desde elaborar una acción de tutela o incluso una demanda para un juzgado, hasta  responder por ti y en tu estilo, un test profesional.

Pareciera el cumplimiento de un sueño largamente acariciado por Google y sus corifeos: que la Inteligencia Artificial lograra la creación de computadoras “cuyo desempeño observable, tuviese características que, los seres humanos, atribuiríamos a procesos mentales”. Una especie de salto cualitativo que dejaría atrás los logros de los desarrolladores alrededor del tema de lo que se denomina la “inteligencia específica”, esas máquinas extraordinarias que eran capaces de competir con jugadores de ajedrez, por ejemplo, pero que eran incapaces de jugar al parqués o a las damas, que son juegos sensiblemente más fáciles de ejecutar.

Se trataba entonces de inteligencia para ámbitos específicos, puntuales.

El nuevo “prodigio” está en capacidad de hacer dos cosas nuevas: 1.- El programa puede asumir una especie de auto mejoramiento automático (los desarrolladores utilizan, para el efecto, la palabra “aprender”). 2.- El programa puede establecer nuevas relaciones de memoria. Buscar de manera más “profunda” (los desarrolladores llaman a esto la posibilidad de un mayor “contexto”)

Tal manera de presentarlo convierte a CHAT GPT en una máquina aparentemente capaz de realizar “procesos mentales”.

Pero esto no es cierto.

Aunque se trata, sin lugar a dudas, de un avance que implica un gran salto, merced a los principios que animan a la tecnología convergente y al aporte del desarrollo de lo que los expertos llaman “la capa de atención”; la verdad es que CHAT GPT no es nada distinto a un modelo de lenguaje. Un desarrollo de informática acelerada, centrado en predecir palabras y solo palabras.

Cuando usted está escribiendo un mensaje en WhatsApp, por ejemplo, es normal que le aparezcan palabras que encajan casi siempre con lo que usted quiere decir y le permiten acelerar la escritura. CHAT GPT es exactamente eso pero elevado a una gran potencia, lo que le hace predecir textos completos. Ese desarrollo, alimentado con billones y billones de datos acumulados en internet; alimentado con todos los artículos científicos; con los contenidos de los blogs; con los mensajes de textos del universo informático; logra hacer juegos, integrar variables y composiciones, que dan la impresión de ser textos nuevos. Chomsky, tan lúcido, advirtió rápidamente que se trata de un “plagio de alta tecnología”. Lo que usted o yo hayamos escrito alguna vez sobre cualquier tema, está ahí a “disposición” de este desarrollo.

Al “conversar” con CHAT GPT usted tendrá la ilusión de estar sosteniendo un diálogo inteligente, pero no, este desarrollo no está en capacidad de producir pensamiento, ni de sistematizar nuevos conocimientos. Y es en este aspecto en el que estriba su malignidad.

Creyendo que hay ahí inteligencia, los usuarios resignarán en él lo que consideran la opinión autorizada, el saber más desarrollado, e insistirán en no ejercer el pensamiento que, con el uso generalizado de la herramienta, puede terminar desapareciendo de la faz de la tierra.

Los usuarios tendrán dificultades para entender que el software no está en capacidad de ver ni el árbol, ni el paisaje, ni de sentir el amor o el temor, no. Él solo ve símbolos binarios, números. Para el software, las palabras son únicamente patrones numéricos.

El saber, en términos de sabiduría, no parece ser una propuesta de valor que pueda surgir desde los entramados informáticos de la Inteligencia Artificial. No pareciera que la sabiduría esté asociada al volumen de datos y ni siquiera a la magnitud de los conocimientos. La orgía del dato bruto, no es nada distinto a volumen de información, pero eso, desde luego, es una cosa muy diferente a los saberes.

Ha pasado suficiente tiempo de evolución y desarrollo, como para entender que no es al dato al que la humanidad se refería, cuando empezó a autodefinirse como el Homo sapiens

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4 respuestas a «La inteligencia bruta.»

Desde luego , no era sólo al dato al que se hacía referencia, al menos al dato per se . El dato razonado y debatido , reflexivo y en clave humanista, emocional y altruista. El dato es sólo eso sin el amor pensado.

Gracias por leer, Sergio. Me gusta mucho tu descripción:”solo eso, sin el amor pensado…”

Ay, esta especie. Estoy por creer que somos el eslabón perdido entre los homínidos y los seres humanos, humanos.

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