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Cómo mentir a los wayuu y quedar desnudos en el intento

Y ahí, en ese escenario de carencias en exceso, se monta este espectáculo desvergonzado; este engaño premeditado, esta mentira colosal, que no tiene excusa alguna, pues la mala intención refleja la dimensión de su indignidad.

Por Alberto Morales Gutiérrez

El  5 de julio de este año, Gustavo Petro difundió con entusiasmo un trino de su ministra Irene Vélez, en el que anunciaba la decisión compartida con EPM y el alcalde tránsfuga, de pasar el parque eólico Jepírache de 19.5 MW “al esquema de propiedad con la comunidad Wayúu”. El trino de la ministra se remataba con una frase memorable: “cumplimos al Pte. @petrogustavo en su iniciativa de asociatividad público – popular para materializar la #TransicionEnergeticaJusta”

La emoción de @petrogustavo al compartir el trino, es grandilocuente: “El prmer parque eólico que pasa a manos de la comunidad Wayuu esta es la primera comunidad energética de la Guajira” (la transcripción es textual)

Como era de esperarse, no faltaron las grandes resonancias noticiosas. Había que ver la desbordada excitación: “de esta manera EPM y el Gobierno del Cambio, sumamos recursos muy importantes para el país durante este año, en un esfuerzo complementario para consolidar las comunidades energéticas en las regiones donde EPM está trabajando”, resaltó la ministra.

En la pomposa rueda de prensa la señora Vélez, mientras era observada reverencialmente por el tránsfuga, “anunció una inversión por $45.000 millones para complementar los $30.000 millones dispuestos por Empresas Públicas de Medellín para el desarrollo de comunidades energéticas en las áreas de influencia de EPM y Afinia”.

Es patético. Todos ellos y ella, estaban mintiendo con conocimiento de causa. Todos ellos y ella sabían que, lo que estaban anunciando, no era cierto.

De hecho, el periódico Portafolio recordó que la misma EPM había afirmado que este año iba a desmantelar ese parque que estaba a punto de completar 20 años de operación, pero que  a ese 27 de julio (que es la fecha de su noticia) “la empresa pública no ha informado a qué se debe el cambio de planes anunciado recientemente y qué implica para la operación a futuro que el parque sea ahora de propiedad comunitaria”.

El medio dijo igualmente que había consultado a EPM  con respecto a las inversiones que implican poner a Jepírache en pleno funcionamiento, los recursos necesarios, y explicaciones sobre el nuevo esquema, sin embargo “al cierre de esta edición no había respuesta. De igual forma, no se ha hecho público cuánto tiempo podría ampliarse la vida útil del parque de generación eólica”.

Son de imaginar los suplicios de las áreas técnicas de EPM con el desafuero de las afirmaciones mentirosas de sus jefes.

La ministra, demostrando que sí estaba informada, hizo una maroma argumental para no quedar en ridículo frente a las evidencias: “Sería el primer proyecto que tendría esta cualidad de tener una participación en la propiedad por parte de las comunidades… Significa que sí se necesita una repotenciación, porque hay algunas de las turbinas que no están operando y se requeriría un ajuste regulatorio, lo cual se enmarcaría en el decreto de emergencia”.

El mismo decreto de emergencia que, dicho sea de paso, fue declarado no exequible por la Sala Plena de la Corte Constitucional el pasado 2 de octubre. ¡Los niveles de improvisación no tienen nombre!

El 11 de octubre (hace cuatro días) se publicó la noticia formal que anuncia el desmantelamiento del parque eólico Jepírache. No sorprende que el gerente de EPM lo diga sin sonrojarse.

Es claro que la entrega a las comunidades indígenas fue una farsa, pues eran ampliamente conocidas las limitaciones del parque por quienes protagonizaron el engaño. Hoy, Jepírache ya fue retirado del Sistema Interconectado Nacional (SIN). Es evidente que la repotenciación de su infraestructura fue una promesa hueca. Ya se sabe que NUNCA se puso en acción una definición de la viabilidad técnica, financiera, social y ambiental del parque en las “nuevas” y “supuestas” condiciones de propiedad con la comunidad wayuu.. Nunca nadie hizo nada luego del mentiroso anuncio de la ministra Irene Vélez y el alcalde transfuga.

Aurelio Suarez en su columna del 15 de julio esclareció además el oscuro entramado de los parques eólicos en nuestro país; la orgía neoliberal y su voracidad financiera internacional; denunció cómo se ha hecho y deshecho con bienes esenciales del territorio guajiro; los viajes de Petro a Alemania, para hablar con los grandes jugadores del tema; las declaraciones de Irene Vélez en Portugal a propósito de los inversores frente a quienes se arrodillan: “nosotros tenemos el capital natural y ellos el capital financiero… el complemento perfecto”. La definición de Aurelio Suárez sobre la supuesta asociación público – popular anunciada por la ministra es más que acertada: “¡un escarnio a los wayuu!”

Ahí están los tres mentirosos al desnudo, expuestos en toda la dimensión de su miseria humana.

Generar una engaño de estas proporciones y pretender que la opinión pública lea que hay “grandeza” y que hay “cambio” con esta mentira manifiesta, es más que una infamia.

La Guajira es un territorio abandonado a su suerte en donde confluyen, a la manera de una tormenta perfecta, todos los males que se pueden imaginar: la corrupción desembozada, el hambre, la pobreza, la violencia; una geografía adversa, sequías, temperaturas ardientes. Todo en ella es agreste y desolador; desnutrición a la manera de una endemia. La muerte, que ronda allí con verdadera sevicia, parece engolosinada con los niños. El sino desgarrador de su historia se resume en el abandono estatal y en la indiferencia.

Es dolorosa y documentada la trayectoria de desmanes contra las comunidades en la Guajira: concertaciones hechizas y fraudulentas, incumplimientos, abusos de las multinacionales que iniciaron la construcción de los parques eólicos.

Y ahí, en ese escenario de carencias en exceso, se monta este espectáculo desvergonzado; este engaño premeditado, esta mentira colosal, que no tiene excusa alguna, pues la mala intención refleja la dimensión de su indignidad.

Ojalá nadie pueda olvidar nunca esta farsa. La furia que desencadena este exabrupto puede resultar inspiradora para no dejarnos engañar. Y entonces adquiere relevancia el aforismo de Kafka, que se ha entendido por algunos filósofos como una nueva interpretación del final de la leyenda de Prometeo: “Los dioses se cansaron; se cansaron las águilas; la herida se cerró de cansancio”

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8 respuestas a «Cómo mentir a los wayuu y quedar desnudos en el intento»

Y desidia. Lo de la Guajira por parte de esos descabellados y oportunistas burócratas debería Penalizarse para que dejen de explotar las necesidades de la Guajira y su población WAYUU.

Hoy si se te salió de madre el MOIR Alberto. Escribiste con rabia. El MOIR Fajardista, la envidia pura. Tu discurso de hoy, carece de las citas de grandes pensadores, los tiraste a la basura y fuiste solo tú contra el mundo, desnudo. Hasta utilizas apodos como los hombres de pueblo. Ah, tú autor de hoy es Aurelio SUAREZ, tú camarada del MOIR (los cuatro gatos). Artículo para el olvido. Lo de La Guajira se podrá arreglar, el odio en el corazón de los militantes del MOIR, no.

Hola John. Siempre agradezco tu lectura. Tienes razón, escribí con rabia, con indignación, con furia. Me parece que la farsa con los wayuu es execrable. Solo para ilustrarme, me gustaría conocer tu opinión sobre este caso de Jepírache en particular. ¿Es justificable lo que se hizo a los wayuu?. Un abrazo hombre.

Entiendo que le iban a dar a los indígenas un parque en vías de desmonte, incluso ya lo retiraron del circuito energético nacional. O ¿iba ser repontenciado mediante una asociación público privada? En smbos casos, ¿no se hizo nada sino anularlo?
¿Crées que Petro e Irene engañan así de frente al país? Si serán tan frenteros y demagógos? O se querían robar los 45.000 millones prometidos? Se los querían abudinear? Como en los tiempos de Duque? Serán tan ingenuos para dejarse coger así de fácil? No lo creo, debe haber algo más que no nos dices o que no conoces.
Fíjate bien.

Hola Juan Fernando. Muchas gracias por tu lectura. Si hay algo más, no lo conozco. La dimensión de esa mentira a los wayuu, es desquiciante.

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