Que no descansarán. Y entonces, el Dios de los judíos y el de los cristianos, y los Estados Unidos, y los sabios rabinos, y las superpotencias, y la industria de las armas, y los enajenados del mundo que siguen viendo a Israel como el pueblo elegido, los aplauden…
Por Alberto Morales Gutiérrez
Las décadas del 60 y 70 del siglo XX fueron abundantes en persecuciones, asesinatos en masa y excesos, protagonizados por las dictaduras militares en América Latina. Fue en ese contexto que María Elena Walsh escribió “Como la cigarra”, esa canción legendaria que, finalmente, inmortalizó Mercedes Sosa.
Su letra y melodía se convirtieron entonces en una especie de himno contra la barbarie, que fue mucho más allá de un grito libertario. Fue una respuesta valerosa a las lógicas del exterminio inspiradas por la “inteligencia militar”, para quien los otros, los contrarios, los que piensan distinto; lo único que merecen es estar muertos. Hay que borrarlos de la faz de la tierra.
La canción les grita que no es posible ese exterminio, que su horroroso método nunca logra el objetivo de convertirse en una solución final.
“Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal/ Porque me mató tan mal y seguí cantando…”.
Hay quienes piensan que la única operación concebida para desaparecer todo vestigio de una población específica, fue la protagonizada por Hitler y la Alemania Nazi contra los judíos, pero eso no es cierto. Los genocidios tienen una historia de milenios.
El primero de ellos en el siglo XX lo protagonizaron también los alemanes sobre el pueblo de lo que hoy se conoce como Namibia. En tres años, 1904 a 1907, asesinaron 70.000 personas.
A Rafael Trujillo, el siniestro personaje que gobernó en República Dominicana, solo le bastaron seis días (entre el 2 y el 8 de octubre de 1937) para acabar con la vida de 30.000 haitianos que vivían en ese país. El hecho pasó a la historia como “la masacre del perejil”, pues los militares le mostraban el herbáceo al sospechoso en la calle y si lo pronunciaba mal, se asumía que era haitiano y le disparaban “un tiro de gracia”.
La Unión Soviética masacró a 400.000 chechenos en el lapso de un año, acusados de haber colaborado con los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Los japoneses, tan dados a defender su “honor”, asesinaron en Namkin (China) a 300.000 personas en poco más de dos meses del año 1937. Cuando, ocho años después, incendiaron a Manila y acabaron con la vida de 100.000 filipinos, argumentaron haberlo hecho para que no quedase un solo testigo de la derrota que les propinaron las tropas estadounidenses en ese territorio.
Ni hablar de los estragos de Stalin en Ucrania y en Katyn (Polonia) , para no citar sino dos ejemplos, o la dimensión devastadora de la “Revolución Cultural” china, en términos de cadáveres diseminados a lo largo y ancho de ese país.
Hay muchos mas ejemplos, como Ruanda y Burundí, Pol Pot en Camboya, entre otros.
“Y seguí cantando/ Cantando al sol como la cigarra/ Después de un año bajo la tierra/ Igual que el sobreviviente/ Que vuelve de la guerra…”.
Los chechenos están ahí, los griegos están ahí, los ucranianos están ahí, los haitianos están ahí, los namibios están ahí, los polacos están ahí, todos a quienes han querido borrar, están ahí. También los judíos están ahí, pero nada aprendieron…
El pasado martes 3 de diciembre, Amnistía Internacional presentó en La Haya un informe que demuestra cómo, lo que está protagonizando el régimen sionista de Israel sobre la población palestina en la Franja de Gaza, es un genocidio. Su idea es que el Tribunal Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, tanto como el Tribunal Penal Internacional, incluyan la tipificación del genocidio entre los delitos que investigan. Es la primera vez que Amnistía señala la condición de “genocidio” en un conflicto armado. Las pruebas son irrebatibles.
Se utiliza tal expresión para describir los hechos, porque se trata de “un exterminio intencional, sistemático y deliberado de un pueblo, grupo étnico, racial o nacional”, que es exactamente lo que está ocurriendo con el pueblo palestino. Del genocidio se ha dicho que es “el crimen de los crímenes”.
El diario El País de España reseñó la noticia destacando los actos definidos por la “Convención sobre el genocidio de Naciones Unidas” en 1948: matar a miembros del grupo, causarles graves daños físicos o mentales, imponer condiciones de vida destinadas a destruirlos, impedir los nacimientos y trasladar por la fuerza a los niños fuera del grupo. “Las víctimas son elegidas por su pertenencia real o percibida a ese grupo”. Nunca es al azar.
“A mi propio entierro fui sola y llorando/ Hice un nudo en el pañuelo, pero me olvidé después/ Que no era la única vez/ Y seguí cantando…”
En el informe que Amnistía Internacional ha presentado en la Haya hay una frase que describe este hecho aberrante, como “un infierno de destrucción sin pudor y con absoluta impunidad”.
Es cierto. Hay una desvergüenza total, amparada en una creencia aterradora: que su causa es la causa más justa entre las justas, que Hamas fue el que lo inició todo y que la suya es una guerra defensiva. Que la única manera que tiene el pueblo judío de solucionar este problema de una vez y para siempre, es abordarlo en la lógica de la solución final con la totalidad de la ralea palestina. Que no descansarán. Y entonces, el Dios de los judíos y el de los cristianos, y los Estados Unidos, y los sabios rabinos, y las superpotencias, y la industria de las armas, y los enajenados del mundo que siguen viendo a Israel como el pueblo elegido, los aplauden…
“Y a la hora del naufragio y la de la oscuridad/ Alguien te rescatará/ Para ir cantando/ Cantando al sol como la cigarra…”
20 respuestas a «Tantas veces me mataron y tantas resucité…»
Y si hubiese sido al contrario? Que Israel hubiera atacado a los indefensos militantes de Hamas, sin darles oportunidad de nada y hubieran tomado rehenes y los fueran matando un a uno, el mundo estaría lo mismo de indignado exigiéndole a Israel que devuelvan a los rehenes y que paren la guerra. De todos modos, Israel es el culpable de todo lo que sucede aquí, en la tierra.
Todo todo son negocios en esto de la guerra y en Israel no es diferente. Nethanyahu dejó correr la sangre de beerí y los otros sabiendo de las ganancias que vendrían en gas para vender a Europa… Lamentablemente Bibi y sus secuaces ignoraron a propósito las señales del asalto
Como lo prueban las advertencias lanzadas por las mujeres de la guardia israelí en la frontera tres días antes….
Hola Eduardo. Gracias por leer y comentar.
Eduardo, gracias por tu lectura y comentario.
Muy bueno el contenido del artículo. Aunque está lleno o de errores en la escritura. Le faltan tildes y las comas están mal empleadas. Hace falta un revisor de estilo y ortografía!
Nora, muchas gracias por tu lectura y comentario. Lamento mucho lo de los errores que aprecias en la escritura. Seré más cuidadoso.
El mundo tiene la percepción de que si las guerras, invasiones y genocidios son aupadas o ejecutadas por los Estados Unidos, son justas. Basta recordar el estallido de dos bombas atómicas en Japón y el asesinato de más de un millón de iraquíes con el falso argumento que Hussein poseía armas químicas y nucleares. El sionisno es el nazismo del presente siglo, con la delirante idea de la “Tierra Prometida” se arrogan el derecho de destruir, invadir, desalojar y asesinar a los Palestinos. La Palestina Historica fue invadida por miles de europeos que se hacen llamar judíos, pues ninguno de sus antepasados pisaron jamas Palestina. Llamarlos ” judíos” es como llamar árabes a los 54 millones de chinos de religión musulmana. La mayoría de los Primeros Ministros de Israel han sido europeos y se han cambiado los apellidos para hacerlos aparecer como hebreos. El genocida de Netanyahu es de ascendencia polaca y el terrorista de Menajen Beguin era de Bielorrusia.
No creo que los fallos de las Cortes Internacionales tengan algún efecto sobre los criminales de Netanyahu y su ministro de defensa. Israel acumula 75 años de desprecio a las Resoluciones de la ONU, viola impunemente el Derecho Internacional, la Convencion de Ginebra y la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH).
Hola EFE, muchas gracias por tu comentario y por tu lectura. Nos permites entender esa vocación de “impunidad” con la que actúan en Israel con la complicidad de los EEUU.
No hay que ir tan lejos mi estimado Alberto. En Colombia la élite conservadora terrateniente asesinó a más de 300.000 campesinos liberales con la complicidad de la iglesia católica; los fundadores del suroeste antioqueño, ochenta años antes, mataron y desplazaron prácticamente a toda la etnia embera, y en los últimos cuarenta -además de los doscientos mil cadáveres contados con los casi diez mil falsos positivos-, las fosas comunes no pueden con los 120.000 desaparecidos ( en las dictaduras del Cono Sur se reportaron 30.000, una cuarta parte de las cifras en nuestro país), de manera Alberto que uno de los más grandes genocidios de la historia reciente ha sido en Colombia y a nosotros no nos importa, o si lo hace, es muy poco como prueba evidente de esa emoción triste segregacionista que heredamos de nuestros amados invasores españoles. Con razón cogían a latigazos a los indios y a los pobres esclavos.
¡Desgraciados hijos de las mil p…!
Hola Juan Fernando. Muy bueno tu recuento y recordatorio de que también nosotros hemos sido víctimas de este crimen atroz y nos hemos instalado en la desmemoria. Gracias.
Somos PROTAGONISTAS de primer órden, mi estimado amigo.
Si Juan Fernando. Lo somos.
Gracias Alberto, excelente recuento historico y actual, asi falten comas. Debemos persistir en publicar, denuncias todo crimen contra la humanidad, genocidios , masacres , asesinatos, como lo canta Mercedes, hasta vencer el mal, asi sea en mil años mas
Hola Gustavo. Muchas gracias pr leer y comentar. Creo que esa es la tarea desde nuestros alcances: denunciar y denunciar y denunciar…
Tremendo y horripilante asunto éste de las agresiones humanas. La historia humana está llena de vergonzosos episodios como los que se relatan en el escrito que nos ocupa. Todo indica que el sapiens es violento por naturaleza, siendo la guerra su estado normal. Desde tiempos inmemoriales el hombre mostró habilidades especialmente desarrolladas para someter a sus congéneres, pareciera que la agresión fue el primer lenguaje anteponiendose al dibujo, la pintura, el habla y la escritura. Los pretextos son lo de menos, de no existir motivo lo inventamos, la meta fue siempre acabar con los enemigos, siendo éstos reales o imaginados; los sobrevivientes son esclavizados, sus mujeres abusadas y las propiedades confiscadas, todo ese “paquete” fue siempre el acicate del violento accionar, año tras año, siglo tras siglo hasta llegar a los milenios: la historia se repite, es un cuento de núnca acabar.
Colombia no podía ser la excepción: ya desde la mal llamada “colonia”, ( en realidad se trató de una invasión genocida ), fueron tres siglos exterminado a la población nativa saqueando sus bienes, destruyendo sus poblaciones y sometiendo por la fuerza a millones de indígenas que no tenían cómo defenderse: la cruz y la espada (que curiosamente tienen la misma forma) fueron las herramientas de la barbarie, luego vendría la aculturación y el reemplazo de sus lenguas por el catolicismo y el castellano que se impusieron como religión e idioma oficiales. Vendrían después 213 años de dominio por las clases altas a la plebe: más de dos siglos de gobiernos liberales y conservadores marcaron nuestra historia reciente que culminaron con suscesivas guerras: fueron 90 años de violencia fratricida y la cuenta sigue. Este año se cumplieron 8 de firmados los acuerdos de La Habana, 6 puntos se pactaron y ninguno se cumplió: durante ese tiempo fueron asesinados a mansalva más de 400 exguerrilleros inermes y desarmados: lo que no pudo la guerra en el monte lo hizo la paz en las ciudades.
Hola Álvaro, muchas gracias por tus comentarios y por tu lectura. ¡Qué tragedia la nuestra!
Con todo mi respeto, para todo los señores que viven llorando sobre la leche derramada les sugiero usar sus neuronas para proponer algo que al menos intente detener el actual y creciente problema de inseguridad causado por el manejo de estre mal llamado Proceso de Paz Total, liderado por el gobierno , para entregarle el suelo y las institucionez de nuesta patria a los grupos ilegales.
Hola Juan Camilo. Gracias por tu lectura y comentario.
El problema de violencia e inseguridad en Colombia no es culpa del gobierno actual ni de la política de Paz Total, no seamos.
Excelente esta columna de Alberto. Este horroroso genocidio en Gaza, que presenciamos con tanta indignación como impotencia, es la radiografía exacta de la vileza de esos 4 Jinetes del Apocalipsis que son USA, Reino Unido, la Otán e Israel. Son ellos, mucho más que cualquier otra potencia militar, los causantes de la mayoría de las guerras que hoy abruman al mundo.
Hola Edgar, creo contigo que se trata de los cuatro jinetes del apocalipsis. Gracias por leer y comentar.