Otro mundo es posible…

Desde luego es necesario entender que ninguna gran transformación de la sociedad, en el ya largo recorrido de la historia de la humanidad, se ha dado porque alguien, o un puñado de personas iluminadas, haya diseñado letra a letra, la solución requerida.

Por Alberto Morales Gutiérrez

Y en medio de esta agitación social que no se detiene, mientras los estudiantes y las comunidades persisten en denunciar la inequidad, los desafueros, la corrupción; los verdaderos responsables de este desmadre – muy vivos ellos- se apresuran a buscar y difundir argumentaciones que los eximan de toda responsabilidad: son los “vándalos, fuerzas oscuras, conspiraciones internacionales, desarrapados que no son gente de bien y que no quieren dejar gobernar, sino destruir al país”, gritan a diestra y siniestra. Desde su punto de vista, esto que está ocurriendo no tiene nada que ver con ellos.

Y entonces preguntan, como si fuera la prueba reina de su predicamento, el interrogante mayor: “A ver, ¿cuál es su propuesta? ¡Digan, pues, cuál es la solución!

Claro, no es posible que existan “propuestas” diferentes a las que ellos defienden con furor, porque piensan que el neoliberalismo es el fin de la historia. Ellos creen que la humanidad ha llegado a unos niveles de progreso tales, a una conquista de conocimientos tales, a unos avances tecnológicos tales; que no es posible pensar en una organización social, política y económica que no sea esta. Están enceguecidos.

Desde luego es necesario entender que ninguna gran transformación de la sociedad, en el ya largo recorrido de la historia de la humanidad, se ha dado porque alguien o un puñado de personas iluminadas, haya diseñado letra a letra, la solución requerida. No. El tránsito de la sociedad esclavista a la sociedad feudal, no fue mediado por el surgimiento de una solución iluminada. Tampoco el tránsito del régimen feudal al régimen capitalista. Cuando la guillotina vuela la cabeza de Luis XVI, no había una propuesta expresa y minuciosa sobre cómo debía funcionar la nueva sociedad.

La civilización se construye y avanza transitado todos los escenarios, incluyendo los movimientos telúricos de los sectores más empobrecidos y explotados por quienes se instalan en los privilegios. Pero, en ese proceso, las sociedades van viendo ejemplos, los pioneros experimentan, buscan.

Un mundo nuevo en el que la inequidad no sea la constante, en donde la corrupción sea neutralizada, en donde haya justicia, respeto, convivencia, es decididamente posible.

El trabajo formidable de todas las experiencias de la economía solidaria, constituye hoy un ejemplo relevante. Una cooperativa como CONFIAR, por ejemplo, viene realizando un trabajo persistente de construcción social amplia, que trasciende las fronteras del ejercicio del crédito y transita por la cultura, la actividad editorial intensa, la educación en la solidaridad, los conceptos poderosos de la dignificación humana, los círculos solidarios, las apuestas por la protección del medio ambiente, en fin. Manteniendo su coherencia aún en medio de la vigilancia de la Superintendencia de Entidades Financieras que la evalúa y le exige con los mismos parámetros con los que vigila a las entidades bancarias del capital tradicional. Representan un esfuerzo extraordinario y un poderoso ejemplo.

Y empieza a conocerse cada vez con mayor fuerza e intensidad un trabajo transdisciplinario liderado por profesionales de diferentes países que, inspirados en las raíces ancestrales de la cosmogonía amazónica, el “Sumak Kawsay”, plantea una propuesta alternativa a los muy conocidos Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), con los que el neoliberalismo pretende sobrevivir, para sustentar lo que denominan con muy buen juicio los Objetivos del Buen Vivir.

Al demostrar que los ODS no cuestionan el modelo de desarrollo moderno imperante en los llamados países desarrollados y que lo que buscan es una reforma cosmética de supuesta sostenibilidad, convirtiéndola en el modelo de referencia para todos los países del mundo, se erigen como una alternativa seria.

No hay espacio para relatar aquí los aspectos disruptivos de esta muy inteligente propuesta, que pone patas arriba por ejemplo, el tema de los ingresos monetarios. De cara a la solución al problema del hambre mundial, pone también el foco en los modelos existentes de distribución de alimentos, para demostrar que es allí en donde está la esencia del problema y no en la solución propuesta por los ODS que se centra en el crecimiento de la producción. Expresa, de igual manera,  que el agua, ese recurso vital, no puede ser objeto de propiedad privada ni de comercialización lucrativa.

Es un trabajo profundo y con calidad de síntesis. Los Objetivos Generales del Buen Vivir son tres:

1.- Armonía con todos los seres de la naturaleza: SOSTENIBILIDAD BIOCÉNTRICA

2.- Armonía con todos los seres humanos: EQUIDAD SOCIAL

3. Armonía con uno mismo o una misma: SATISFACCIÓN PERSONAL

Cada objetivo general tiene siete objetivos específicos, claros, contundentes, decisivos. Sí, hay hacia donde mirar, hay muchas fuentes para aprender.