En este sentido, somos el último eslabón, la última generación de la fantástica odisea humana… somos todo eso en la inmensidad del Universo y en el misterio de la vida, pero aún desconocemos los alcances y destino de nuestra especie.
Por Alberto Morales Gutiérrez
La premonición de Finkielkraut se ha cumplido: ¡derrotaron al pensamiento!.
Es cierto que la estulticia ha existido desde siempre y que, en todos los terrenos de la vida, usted encuentra imbéciles con ínfulas y gente a quien el pensamiento y la razón les tienen sin cuidado. Solo que en estos tiempos oscuros los tontos son, no solo una pandemia, sino que medran en cargos de responsabilidad, en los pasillos del poder, en los palacios de gobierno.
Las redes sociales y su entramado de banalidad, han contribuido a desencadenar una distorsión de dimensiones descomunales: las gentes siguen deslumbradas a los cultores de la estupidez, aplauden sus liviandades y los encumbran. Es patético. Los Bush, los Trump, los Bukele, los Quintero, los Duque, los Bolsonaro, los Ortega, los Maduro, en nada se diferencian de las Marbelles, las Epas, los Ami Rodriguez, las Liendras y las Luisas Fernandas. De verdad ¿qué diferencia hay?
El neurólogo Ricardo Cardamonte plantea siete principios teóricos alrededor de su teoría del pensamiento. Refiere su naturaleza histórica-social, su carácter activo, el hecho de que se vive como un proceso, su capacidad de poder pasar a la locución externa, su capacidad de desencadenar una unidad entre lo cognitivo y lo afectivo, su direccionalidad consciente y, fundamentalmente, su carácter anticipatorio, es decir “la capacidad de ver con antelación las consecuencias de determinado suceso”. Esta suma de variables dota a la especie humana de la posibilidad de orientar y regular su comportamiento de una manera cualitativamente distinta que la existente en el mundo animal.
El Homo sapiens sapiens, ese hombre que sabe y que en Europa ha sido definido como el Hombre de Cromagnon, cuyo cerebro tenía 1.350 cm3, llegó hasta allí y se impuso sobre especies incluso más fuertes, como los Neandhertales, porque avanzó en nuevas formas de pensamiento.
La complejidad de su mente se descubre en su capacidad simbólica y en su conciencia estética. Las magníficas pinturas de las cavernas dan cuenta de ese nivel, y también la evolución y sofisticación de sus herramientas.
El profesor Juan Carlos Rodríguez Nigro, en una interesante exposición realizada en la Jornada de Reflexión del 27 de mayo de 2017 en Uruguay, sobre la evolución de la humanidad, del pensamiento mágico al pensamiento racional, afirmó: “Durante el largo proceso de humanización, al desarrollo del cerebro se unió el desarrollo de todos los pensamientos simbólicos que caracterizan al hombre moderno, construyendo un mundo imaginario y mágico ligado a los eternos problemas existenciales”.
Concluye que el paso del pensamiento mágico al pensamiento racional hace referencia al origen de la filosofía como medio de superación sobre las formas míticas y mágicas de pensamiento, y al surgimiento de un pensamiento racional que incluya tanto a la filosofía como a la ciencia.
En esta perspectiva, mientras que el pensamiento racional trata de explicar cómo es el mundo que nos rodea, el pensamiento mágico o prelógico intenta demostrar que el mundo es como es, porque debe ser así.
Tiene una enorme fuerza poética lo expresado ya al final, cuando habla de cómo la épica aventura humana constituye un arduo y difícil ascenso desde la barbarie hacia la civilización. Expresa que han pasado más de 500.000 generaciones y que hoy somos los únicos representantes de la gran familia de los homínidos ¡que aún perdura!
En este sentido, somos el último eslabón, la última generación de la fantástica odisea humana… somos todo eso en la inmensidad del Universo y en el misterio de la vida, pero aún desconocemos los alcances y destino de nuestra especie.
Ese destino parece dramáticamente enrarecido, toda vez que no estábamos preparados para el espectáculo de estupidez que se fue filtrando por entre los entresijos de la modernidad, por los laberintos de la silicona, por los conductos del ciberespecio, por los desafueros de las ondas hertzianas, por entre los virus del capital, hasta entronizar la ausencia total del pensamiento. Nos sancochamos entre la efervescencia de las consignas, las frases cortas, la ausencia de contenido. Le basta a los pregoneros de la felicidad con gritar a todo pulmón que tranquilos, que como vamos, vamos bien, y la gente, calcinándose, les dice que bueno.
Oir a Quintero o a Duque o a cualquiera de esos personajes aludidos, demuestra que ya no es posible ni practicable el enunciado de que son capaces de ver las consecuencias de lo que hacen. En eso descansa su estupidez,
Resignarse es una mala idea. Hay que darles la pelea.
8 respuestas a «¡Los pregoneros de la estupidez, tienen la iniciativa!»
Qué triste realidad! Estúpidos gobernados por estúpidos! Ya no se piensa, no se mira a futuro, todo es improvisado y como caiga, así lo tenemos que aceptar y tolerar, pues cuando miramos a nuestro entorno, no encontramos líderes capacitados paa dirigir los destinos de un pueblo. Se acabó la ética, la moral y la responsabilidad en toda su extensión.
Siento, Mariela, que la urgencia es reaccionar. No resignarnos. Gracias por leer.
Estoy muy de acuerdo, porque discutir lo dicho no tiene sustento, pero porque no mas productivo que tanto decir, llevamos decadas diciendo, ponemos nustra capacidad intelectual en las soluciones, no diciendo por ejemplo que impriman mas billetes a lo hagase rico, sino parados en la realidad.
Tienes razón Omar, siempre hay que pararse en la realidad. Gracias pr leer
Comparar a Quintero con Uribe o mejor, ponerlos en el mismo nivel de estupidez, me luce a desconocimiento de que la corrupción del poder tradicional está dando paso a la honestidad de una nueva generación.
Gracias por leer Luis. Las creencias determinan la manera como cada quien ve su mundo. Ortega y Gasset afirmaba que habitamos en nuestras creencias…
Dijo
Bertolt Brecht: No acepten lo habitual, como una cosa natural, pues en tiempos de confusión organizada, de arbitrariedad conciente, de humanidad deshumanizada, nada debe ser natural, nada debe ser imposible de cambiar.
Gracias por leer Jaime. Ciertamente Brecht fue una mente lúcida…