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Daniel Quintero, el cerrajero mayor…

Es necesario precisar que contrario a Barranco, cuyo rey es conocido, el de Quintero está por conocerse. En lo que no puede existir duda alguna, es en que también tiene su rey…

Por Alberto Morales Gutiérrez.

El torpe cerramiento de la Plaza Botero lo compendia todo. Jamás una acción como esta, tuvo tanto valor simbólico para describir el talante, el pensamiento, el estilo, la “inteligencia”, la visión del mundo de quien lo protagoniza. A través de este acto, el señor Quintero se autodescribe al desnudo.

Busca usted definiciones en el diccionario, y aprende que el del cerrajero es un “oficio asociado a los dispositivos de apertura y cierre de puertas y ventanas”. Como si fuera con mala intención, se relacionan allí los servicios que se ofrecen en las cerrajerías y – parece un chiste – todos ellos describen los estragos de esta administración:“cerramientos y acristalamientos, montajes de automatismos y toldos, reparación e instalación de chapas, trabajos con estructuras de carpintería metálica, sistemas de aperturas de automóviles, fabricación de llaves maestras, aperturas de cajas fuertes y…” claro, “asesoramiento a los clientes sobre cuestiones de seguridad”. 

Tal vez el aspecto más dramático del símbolo es la demostración inocultable, decisiva, de que Quintero y su equipo tienen un desconocimiento total y absoluto de lo que significa el espacio público. En el fondo, es la expresión también nítida de que el concepto de lo público les importa un bledo.

No entienden que, por definición, los espacios públicos son lugares sociales-territoriales en donde interactúa la ciudadanía. Son esos lugares los que, no solo permiten, sino que alimentan la integración de la ciudad y la construcción del tejido social urbano.

El Informe Regional de Desarrollo Urbano del PNUD para América Latina destaca que “desde una perspectiva de desarrollo humano, los espacios públicos son además lugares de socialización, donde las personas aprenden y transmiten valores, costumbres, normas y hábitos. Aquellos espacios públicos que están en buen estado, es decir que son atractivos, su uso es horizontal y las normas que lo rigen permiten una interacción armónica; son escenarios para ensayar una cultura urbana de civismo muy necesaria para una alta calidad de vida en la ciudad”.

Como el síndrome del cerrajero no es exclusivo del señor Quintero, existen múltiples estudios que recogen las infames experiencias vividas con los cierres en América Latina. Todos ellos concluyen que cercar los parques y las calles para restringir el acceso de las gentes “no es una herramienta útil para combatir la inseguridad”. Demuestran además con cifras, que tales torpezas lo único que hacen es desplazar los factores de riesgo y fomentar la desintegración del tejido social urbano, lo que termina, paradójicamente, alimentando la inseguridad.

Los hechos demuestran que Quintero y su equipo no son afectos a los lugares del encuentro ciudadano. Les fascinan los estadios para sus shows mediáticos. Su mundo es el de los espacios privados.

Camine usted no más de 300 metros en cualquier parte de Medellín, cualquier parte, en el sentido estricto de la palabra, y podrá apreciar cómo los parques, las plazas, las losas deportivas, las alamedas, las calles, los pasajes, las escaleras; que son todos ellos espacios públicos, se han convertido en una exposición dramática del abandono y del deterioro.

Esta reflexión también sirve para entender el significado profundo del desprecio hacia el otro que anida en la construcción del muro, pues el acceso restringido significa siempre que hay unas personas que, definitivamente, no pueden ingresar.

Hace menos de 72 horas hubo una reunión ciudadana en las instalaciones del Museo de Antioquia, en la que diferentes actores sociales expusieron sus consideraciones sobre el cierre. Hubo muchas dificultades para que la policía dejara ingresar al parque a una trabajadora sexual y a una mujer trans, que pretendían asistir a ese encuentro. El argumento que esgrimieron es francamente desquiciante: no podían ingresar porque se trataba de una trabajadora sexual y de una mujer trans.

¡Ah, los cultores del gueto!

Porque desarrollar guetos es precisamente lo que logra el desprecio por el otro. Así, con mentalidades como la del cerrajero mayor, emergen los barrios gueto, las escuelas gueto, la cultura gueto; porque consideran que la distribución urbana de los grupos y las clases sociales debe concebirse en la lógica de que no se admiten mezclas, ¡que nadie interactúe con los diferentes!

Una manera de ejercer como cerrajeros es el estrangulamiento de Buen Comienzo, el estrangulamiento de las salas de teatro, el estrangulamiento de los presupuestos, de los programas, de los sueños.

En la misma semana, una estudiante hizo público su reclamo de cómo, a los pocos meses de entregado, tuvo que devolver el computador que le suministró la alcaldía en su célebre show del estadio y nadie da cuenta de él. No ha de ser el único. El computador desapareció en un acto de prestidigitación público, el mismo acto de prestidigitación que hace desparecer todos los recursos, los programas, las entidades más reconocidas, los alimentos, las paredes y aulas de las escuelas y los colegios públicos, la confianza, el ejercicio ciudadano, la imaginación.

¿Sabe usted, por ejemplo, hasta dónde ha llegado el estado de postración de Ruta N?

María José Rubio una escritora española, publicó en 2011 una novela cuya trama se lleva a cabo en las épocas de don Fernando VI. Se llama “El cerrajero del rey”. Narra las andanzas de Francisco Barranco, un aprendiz que logra ascender a la condición de cerrajero del monarca.

Aunque no fue narrada con esa intención, la novela parece una alegoría a la carrera del señor Quintero. Es necesario precisar que, contrario a Barranco cuyo rey es conocido; el de Quintero está por conocerse. En lo que no puede existir duda alguna, es en que también tiene su rey…

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11 respuestas a «Daniel Quintero, el cerrajero mayor…»

Ese ” pobre y encumbrado ” reyezuelo apareció en escena haciendo escándalos y asi se montó y su particular estílo de cerrajero del rey le ha servido incluso para cerrar restaurante publico (PIQUEO) al que invitó al fiscal Barbosa; para que le ponga llave a los enredos de su personal y en especial a los de él. Obvio que solo pudieron ingresar los que el cerrajero dijo y el resto de malas. Cuerpos de seguridad de estos peesanejes que invadieron no solo el parquero sino todo el espacio publico circundante…

Gracias Juan, por leer. Ya no hay fronteras ni contubernios que se puedan ocultar.

Hoy vivimos una cadena de sucesos que han enraizado, una mafia dominante en nuestra ciudad, tan dominante que viene colocando Alcaldes “Independientes” que no pasan de ser Alcalduchos que se comportan como “Cerrajeros”. Cerrajeros que cumplen muy bien su tarea de cerrar espacios públicos. O “Alcaldes” que han demostrado su incapacidad, al no poder garantizarle lo mínimo a su pueblo, la seguridad……
Seguridad que brinda una buena cerradura o un buen cerrajero……
Al final ¿Que tenemos?…..
Ni Alcalde, ni Cerrajero.
Tenemos Una mafia que utiliza idiotas, los disfraza de independientes, los vuelve Alcaldes, que se creen Cerrajeros.

Gracias Luis Roberto por leer. La verdad es que los recursos de la ciudad son un gran botín y que los corruptos abundan.

Alberto, Quintero y sus aulicos no tienen idea de nada. Pero los brutos no son sólo ellos, sino los que le creyeron y lo eligieron.

MariaVe, gracias por leer. Quiero creer que los que creyeron, y los que aún creen, son gentes que han sido cuidadosamente engañadas.

Me voy a tomar el atrevimiento de copiar el texto, respetando simpre y nombrando a su autor, para replicarlo en cadenas de whatsapp.
Vale la pena que muchos lo lean.
Gracias

Yesenia, tu intención me llena de orgullo. Gracias por leer y no es ningún atrevimiento que difundas este texto.

Que error tan grave es no aceptar que un “aparecido ” pudiera llegar a ser el burgomaestre de una ciudad tan ilustre y tan convencida de su valia a nivel mundial. La cantidad de votantes no hace la calidad, aunque si, por ignarancia y desconocimiento de las malas ntenciones. Nos endilgan semejante adefesio.
Apenas cerrajero.

Gracias por leer Miguel. Creo, como tú, que Quintero está inundado de malas intenciones.

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