El Manual redactado por Aymerich sentencia de manera rimbombante: “la astucia es la mejor arma del inquisidor…” pero el problema es que, por estos tiempos, la pandilla en el poder aquí en Colombia, tiene una tal carga de limitaciones y son tantas las torpezas, que lo que hacen no les alcanza para la astucia.
Por Alberto Morales Gutiérrez
Dan grima las avivatadas de la pandilla en el poder. Es tal la dimensión de la torpeza y la incapacidad que los inunda, que todas sus trapisondas les salen mal.
Mire nada más que después del lagarteo de cinco meses, ¡cinco!, para lograr que Biden le dirigiera la palabra al inepto señor Duque, publican un comunicado mañoso, presentando la llamada telefónica como una conversación de amigos íntimos, escondiendo un aspecto central de la misma, que fue, además, expresamente aludido en el comunicado de la Casa Blanca: Biden manifestó su apoyo a los derechos de los manifestantes que se movilizan pacíficamente e hizo un llamado para que la fuerza pública esté sujeta a los mayores estándares de responsabilidad.
Duque, con su vocación de avivato, tardó pocas horas en proponer una ley antidisturbios que fue construída (para decirle a Biden que le está poniendo cuidado) bajo la premisa de que no volverá a decirles delincuentes a quienes protestan pacíficamente, pero que sobre los vándalos ¡tiene que caer todo el peso de la ley!
Y agrega una frase inocente contra quienes insultan a los que le sirven a la patria: “estas conductas también deben ser investigadas y sancionadas”.
Si usted grita por ejemplo, ¡policia asesino!, va derecho para los juzgados.
No exprese su indignación por las 65 personas que han sufrido graves lesiones oculares merced a los disparos intencionales, premeditados, de los agentes del ESMAD, según denuncias publicadas por la cadena internacional CNN y documentadas por la ONG Temblores. Cuídese, no emita juicio de valor alguno, no opine.
En ese mundo paralelo en el que vive la pandilla aludida, esos abusos gravísimos que violan los derechos humanos y que el mundo observa con horror, no solo no existen, sino que será motivo de sanción el que usted los mencione, acompañados de algún adjetivo. Debe usted, de igual manera, cerrar los ojos, frente a la investigación realizada por el Independent Forensic Expert Group IFEG que acumula evidencias (registros policiales y médicos, necropsias, fotos y videos de las víctimas) para demostrar el desafuero de la barbarie que ha vivido este país en los meses recientes de la protesta. ¡Chito!
Y toda esa perorata está inspirada en la justeza de su causa, en el hecho de que todo aquel que se expresa y se moviliza y grita, es un agente del comunismo internacional. Su lucha, al igual que la masacre inquisidora, es una guerra justa.
Parecieran seguir con fe ciega el Directorium Inquisitorium de Nicolás Aymerich, un monje siniestro del siglo XIV que, instruyó en este escrito, sobre todas las mañanas a tener en cuenta para arrasar la herejía.
En términos objetivos, la Inquisición funcionaba a la manera de una policía política (diga usted un DAS, una Dirección Nacional de Inteligencia, una KGB) y no tenía que rendirle cuentas a nadie, salvo al papa. Ese largo período de la historia fue abundante en las delaciones, informaciones, acusaciones “de quien sea contra quien sea”, basta que ese quien considere que el otro quien está en el error, es blasfemo o lo que se le ocurra. Todo vale . Los incentivos abundaban de igual manera, siendo el más importante, los cuarenta días de indulgencia concedidos por cada denuncia. No se extrañe entonces que 700 años después, por estas tierras, se desorbitaran los falsos positivos.
El Manual redactado por Aymerich sentencia de manera rimbombante: “la astucia es la mejor arma del inquisidor…” pero el problema es que, por estos tiempos, la pandilla en el poder aquí en Colombia, tiene una tal carga de limitaciones y son tantas las torpezas, que lo que hacen no les alcanza para la astucia. Todo lo de ellos es un sainete, siniestro desde luego, pero sainete. Su guerra está concebida para beneficiar a muy poca gente, carecen de todo sentido de la realidad y caminan en contravía de la justicia, la equidad y el humanismo. La de ellos, es la perorata del que ya está en el estertor…
4 respuestas a «Esa guerra justa…»
Quiero que me diga como controlamos y sancionamos a los que queman vivos y apuñalan a los seres humanos, hijos de proletarios, que trabajan en la policia y destruyen y roban a los comerciantes, tambien proletarios, impiden la movilizacion y atropellan a los proletarios, porque no creo que la burguesia use trasmilenio y ruede por las carreteras cargando en su carro los tomates que cultivo, le sugiero Alberto que salga a la calle durante estas manifestaciones para que vea de personalmente lo que pasa, dizque estudiantes universitarios diciendo en sus arengas DISPERTEMOS GUEVONES como muestra de lo que estan aprendiendo
Hola Omar. Gracias por leer. Bueno, lo primero es destacarte que no soy capaz de mirar el mundo en blanco y negro y asumir que hay unos sectores de la sociedad que son decididamente buenos y otros decididamente malos. La historia de la civilización en general y estas movilizaciones que hemos visto en Colombia en particular, muestran, desde luego, excesos de todos los actores. En mi caso particular, tiendo a denunciar los excesos de quienes tienen el poder y las barbaridades que cometen contra los más débiles. Diferencio, no lo puedo evitar, la violencia de quienes tienen las armas, el entrenamiento, la protección de la impunidad, de quienes se defienden con piedras y garrotes. Es, Omar, un sentido de la justicia y de la equidad que me acompaña desde niño. No lo puedo evitar. Te reitero mis sentimientos de respeto.
Muy buen análisis, como acostumbra, el de hoy estuvo muy acertado
Muchas gracias Juan, por leer.