Jineth no está sola. Su valentía es contagiosa, el tinglado construido para silenciarla se desmorona, el contubernio siniestro se ha convertido en un secreto a voces…
Por Alberto Morales Gutiérrez
La amenazaron, la amenazan. Le tendieron una trampa, la violaron, la escupieron, la vejaron, la drogaron, la sometieron al escarnio público, la persiguieron, la ignoraron, la amordazaron, hicieron todo lo que tenían que hacer para callarla y no lo pudieron lograr.
Jineth Bedoya está ahí, erguida frente a ellos, como una poderosa y gigantesca montaña de dignidad, de valor, de reciedumbre, de fuerza; demostrando hasta el cansancio el desvergonzado contubernio que ejercen en este país los paramilitares, las fuerzas del “orden” y un sinfín de funcionario y organismos estatales, cuyas fechorías y crímenes execrables han adquirido una dimensión tan descomunal, que el mundo entero los observa y los señala hoy, con horror y con asombro.
Esta periodista y mujer excepcional ha librado una batalla persistente y dolorosa, luego de que el 25 de mayo del año 2000, fuera secuestrada por un comando paramilitar en las puertas de la cárcel Modelo, a donde llegó engañada porque le iban a conceder una entrevista de la mayor importancia. Realizaba en ese entonces una arriesgada investigación sobre tráfico de armas, desapariciones y homicidos, en los que estaban comprometidos funcionarios estatales con las Autodefensas Unidas de Colombia.
Hizo públicas las atrocidades a las que fue sometida desde el año 2009 y ha asumido un larguísimo proceso legal desde el 2 de junio del año 2000, cuando el caso fue puesto en conocimiento de la Fiscalía y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Superando trabas, revictimizaciones e infundios de toda índole, no solo ha seguido ejerciendo el periodismo sin descanso, sino que ha desplegado de manera paralela iniciativas poderosas, apoyando a grupos de víctimas de la guerra, trabajando en favor de los derechos de las mujeres y liderando el Proyecto no es hora de callar para visibilizar las violencias de género, sin dejarse arredrar.
Su incansable accionar permitió que en el año 2014, por decreto presidencial 1480, se instituyera el 25 de mayo (el día fatídico de la violación y la tortura a la que fue sometida) como el Día Nacional por la Dignidad de las Mujeres Víctimas de la Violencia Sexual.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos remitió el caso de la periodista a la Corte IDH en el 2019, sustentando que nuestro país incumplió las recomendaciones hechas en el sentido de investigar lo ocurrido y de adoptar medidas de prevención, protección y reparación de los daños infligidos , sobre la base de que el Estado conocía el riesgo que corría Jineth y no actuó para protegerla.
El lunes pasado fue la audiencia ante la Corte Interamericana y el gobierno de Duque protagonizó un hecho insólito: Se retiró de la audiencia y recusó a los jueces, solicitando además la nulidad de todo lo actuado. Dos días después la Corte declaró improcedente la recusación, ordenando continuar con el conocimiento del caso hasta su conclusión.
La vergonzosa pataleta de este gobierno a través de su funcionario Camilo Gómez, pone en evidencia muchas cosas: “la desidia contra las víctimas de la violencia sexual en el conflicto armado”, la negación de “espacios dignos para acceder a la justicia” según lo plantea la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), también da cuenta de la torva intención de “deslegitimar a la Corte”, demuestra el deseo de silenciar a Jineth Bedoya a toda costa, pero por encima de todo, pone en evidencia ese contubernio con los paramilitares que se niegan a aceptar y que es lo que subyace en este tenebroso caso.
Como para la estupidez no existen remedios confiables, el gobierno de Duque se apresuró el martes a hacer pública una carta en la que invita a Jineth a buscar “una solución amistosa” y ella, como tiene que ser, respondió que esa publicación de una “comunicación privada, por medio de diferentes redes sociales, constituye un acto de hostigamiento y de litigio malicioso, que desde ningún punto de vista responde a la solemnidad y la dignidad del proceso”.
Si, litigio malicioso, desde luego. No sin esa intención el proceso de Jineth Bedoya estuvo congelado por más de diez años en La Fiscalía General de la Nación.
Jineth no está sola. Su valentía es contagiosa, el tinglado construido para silenciarla se desmorona, el contubernio siniestro se ha convertido en un secreto a voces…
6 respuestas a «¡Jineth Bedoya, mujer coraje!»
Sin duda un ejemplo más de la indiferencia frente al maltrato a la mujer en nuestro país . No sé vale.
Ánimos y fuerzas para esta heroína!
Es cierto Kenny, pero es también un ejemplo notable de valentía y coraje
Realmente indignante lo sufrido por Jineth. Sobretodo por parte del estado indiferente. Para lo único que se interesa el fiscal general es en defender a Uribe y hostigar a los testigos en su contra, como a Meneses.
Si, es decididamente indignante!
Qué vergüenza de país
Es cierto Maria Consuelo. Un país que es capaz de generar en sus ciudadanos vergüenza, indignación, necesita cambiar decididamente a su dirigencia.