Es una fe ejercida a la manera de un huella indeleble del cristianismo y que es caracterizada como una “virtud teologal”. La definición es contundente: “fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad”. Es así como opera la adhesión personal a Uribe, a Hitler, a Pinochet, a Stroessner, para no citar sino cuatro ejemplos.
Por Alberto Morales Gutiérrez
Tenemos, en general, la tendencia a juzgar como brutos e ignorantes a quienes se niegan a entender, reconocer o asimilar, las evidencias que exhibimos quienes pensamos lo contrario.
Cuando las diferencias tienen que ver con la manera como juzgamos, por ejemplo, a un personaje a quienes nuestros contradictores veneran, entonces los calificativos se agudizan. No somos capaces de entender que ellos no entiendan.
La reciente decisión de la jueza 41 de conocimiento de Bogotá, la doctora Laura Borrero, quien negó la preclusión al caso de Álvaro Uribe, afirmando que “existen elementos materiales probatorios, evidencia física e información legalmente obtenida” para vincular al personaje con los delitos de los que es acusado; esa decisión -digo- ha exacerbado la confrontación entre quienes pensamos que la jueza ha actuado en justicia y quienes piensan que no. Para ellos, Álvaro Uribe es un hombre probo entre los probos y jamás ha violado la ley.
¿Por qué ellos no ven lo que los otros vemos? Tal vez unos ejemplos sirvan para entenderlo.
En el año 2018 (ayer nada más) fue noticia la movilización de miles y miles de simpatizantes nazis y neonazis, que protagonizaron unos disturbios impensables en la ciudad alemana de Chemnitz, cuando salieron a las calles a “cazar” inmigrantes. La policía no pudo hacer nada para detenerlos. Hubo muertos y, en términos políticos, los excesos de ese día no tuvieron ningún impacto negativo en la imagen y resultados electorales del partido de extrema derecha “Alternativa para Alemania”. De hecho, después de esa revuelta, “Alternativa” superó a los socialdemócratas y es “el segundo partido más popular del país”.
Los nazis y neonazis ven también en Hitler a un hombre probo, entre los probos.
La historiadora Deborah Lipstadt, investigadora de la Universidad Emory en EEUU, afirma que “el Holocausto nunca ocurrió”. Para ella, el asesinato de seis millones de judíos y las cámaras de gas, no son nada distinto a un mito. “Cualquier judío que haya muerto en ese período murió como consecuencia de la guerra, pero no como producto de una estrategia de aniquilación preconcebida”.
Ella, que es una de las líderes de lo que se conoce como “el negacionismo”, afirma tener pruebas abundantes que demuestran lo contrario, que demuestran que “Hitler era el mejor amigo que tenían los judíos en Alemania y que trabajó activamente para protegerlos”.
De otro lado, usted bien sabe que Augusto Pinochet tiene todavía admiradores en Chile y hay quienes lo valoran como un hombre probo entre los probos, aún por encima de la abundancia de pruebas documentadas que demuestran su corrupción, su barbarie y sus excesos.
En el año 2021,en el marco de la celebración del aniversario 106 del nacimiento de Pinochet, el diario El Mercurio dio espacio a un “In Memorian” en la sección de defunciones, y sus páginas se llenaron de anuncios condolidos que agitaban sentimientos de gratitud, convocatorias a orar por el descanso eterno de su alma y otras múltiples expresiones de afecto.
Paraguay es un pequeños país que apenas supera los siete millones de habitantes. Entre 1954 y 1989 fue gobernado por el general Alfredo Stroessner quien, durante 35 años, instauró una dictadura feroz, corrupta y sanguinaria, de ingrato recuerdo.
El 10 de septiembre de 2018, “Orgullo Colorado” (el partido político que defiende su legado y ve a Stroessner como un general probo entre los probos) publicó un trino en el que celebraba su cumpleaños y decía “felicidades mi general”. ¡Un millón quinientos mil internautas lo replicaron!
¿Cuál es el factor común de todos estos creyentes? ¡Todos tienen fe! Todos creen ciegamente. Lo que usted diga, demuestre o sustente en contra de su ídolo, es una mentira. Toda evidencia es un montaje ¡y punto!
Es una fe ejercida a la manera de una huella indeleble del cristianismo y que es caracterizada como una “virtud teologal”. La definición es contundente: “fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad”. Es así como opera la adhesión personal a Uribe, a Hitler, a Pinochet, a Stroessner, para no citar sino cuatro ejemplos.
Esa fe ciega encaja en las reflexiones de Hanna Arendt al abordar el tema de la responsabilidad individual en los actos de cada ciudadano, quien tiende a escudarse en la responsabilidad colectiva, para sustentar lo que piensa y lo que hace. Esta es la lógica del comportamiento de personas “aparente y perfectamente normales” que son capaces de cometer (son capaces de justificar) grandes atrocidades.
Como se aprecia, todos estos hechos, fenómenos y contradicciones, impactan la política. El abordaje sectario y apasionado, impacta la política. De hecho, cada vez es más difícil reconocer que otros tengan opiniones diferentes, valores diferentes.
Empieza a instaurarse, como acertadamente lo describe David A. Bell, la “negación de legitimidad política a quienes no comparten las propias opiniones sobre cuestiones clave”. Y agrega que eso toma la forma de una ideología “que solo admite un punto de vista permisible y juzga de inmediato a todos los que no comparten este punto de vista, como algo intolerable”. ¿El resultado? La evidente y probada erosión de las sociedades democráticas.
Adela Cortina clama por empezar a pensar en una ética política. Lo explica diciendo que hay que trabajar en alcanzar las metas por las que la política tiene legitimidad moral. Una legitimidad que solo es alcanzable cuando la ciudadanía y sus candidatos, entiendan que el ejercicio de la política no es un proyecto de beneficio personal, no es una empresa personal, sino un proyecto colectivo.
Una de las urgencias intelectuales y políticas del mundo contemporáneo es, sin lugar a dudas, entender que se trata de un mundo en el que existimos los unos y los otros y que, gestionar las diferencias, no significa que tengamos que borrar a los unos, ni borrar a los otros .
5 respuestas a «La fe ciega…»
Creo que cada quien puede pensar lo que quiera, sebtir como quiera, defender a quien quiera, comprometerse con cualquier causa y para ello no tiene porqué atropellar o irrespetar a quien piense, hable o actúe distinto. El mundo es lo bastante ancho, aquí todos cabemos. El debate respetuoso, por el contrario nos enriquece.
Gracias Sandra por leer. Estoy de acuerdo contigo en que la palabra clave de todo esto es el respeto. ¡Un abrazo!
“Decir que todos cabemos” es un distractor facilista. Caben los elegidos del político de turno, de las pretensiones por el poder, los aúlicos que serán favorecidos por el botín de corrupción, burocracia, despojo, etc. Los “otros” son pocos y son los que convengan. Si para favorecer esos pocos -muchos acomodados y acobardados-, tienen que asesinar, suprimir, borrar, robar, todo es lícito y alabado. Es más, tiene la connotación de heroísmo, de ahí la adulación, la necesidad de protección, es la TIRANIA DE LOS ADAPTADOS Y MANIPULADOS por el miedo a perder su pequeño confort. Es el SINDROME PEQUEÑO BURGUÉS AVESTRÚCICO. Y más grave, negando las evidencias se constituye en pequeños o grandes colectivos, movimientos tendientes a perpetuar aceptando como heroicas y magnánimas, conductas claramente delictivas, horrorosas: MANO FIRME CORAZON GRANDE algo así como el Corazón de Jesús antioqueño, pintura primitivista para ser exhibida en tiendas y graneros.
La banalización del mal ” No nos importa, pero hágalo!”
Gracias Juan Fernando por leer. Si, es la banalización del mal
Gracias por leer, Juan Fernando.