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Los corruptos, como los animales, están atrapados en un eterno presente

Borrar el concepto del pasado, no enfrentar el concepto del futuro, desencadena una disfunción en la mente de los corruptos. Son cultores de una consigna que ha hecho carrera: “El aquí y el ahora” . En esencia, esa es la condena de una dolencia como el Alzheimer: La condena del olvido.

Por Alberto Morales Gutiérrez

Se pone uno a ver las componendas de los corruptos, sus urgencias, el ánimo de tener ganancias de inmediato, de enriquecerse lo antes posible y entonces es fácil entender que para ellos, el futuro no es relevante. Un ejemplo importante sería la manera como el gobernauta Quintero está acabando con esta ciudad. Ni él, ni quienes lo dirigen, piensan en consecuencias. Desconocen el significado del tiempo.

El tiempo nos enseña de nuestras limitaciones, del carácter también efímero de nuestras vidas, pero es el concepto del tiempo, igualmente, el que nos convoca a trascender. Nuestra memoria habita en el tiempo pasado pues, decididamente, la vida no tendría sentido si no contara con los recuerdos.

Contrario a nosotros, “los animales están atascados en el tiempo”, desconocen el hecho de que el tiempo se extiende hacia atrás o hacia adelante para configurar la idea del pasado o del futuro.

Borrar el concepto del pasado, no enfrentar el concepto del futuro, desencadena una disfunción en la mente de los corruptos. Son cultores de una consigna que ha hecho carrera: “el aquí y el ahora” . En esencia, esa es la condena de una dolencia como el Alzheimer: La condena del olvido.  

Desde luego, tal estrategia liberadora se hace tanto más esclavizante en la medida en la que está concebida para abolir el pensamiento y abolir, de igual manera, esa variable de nuestra condición humana, que es esencial en términos de trascendencia y de inteligencia: Entender qué significa el tiempo.

Daniel Innerarity hace una afirmación que nos distingue: “el ser humano es el único en el reino de los seres vivos que sabe que hay futuro” (PAIDOS 2009) y destaca que, si los miembros de nuestra especie se preocupan y esperan, no solo es porque saben que el futuro existe, sino que éste puede ser mejor o peor y que eso depende en buena medida de ellos. Los corruptos no saben que el futuro existe, por eso se creen impunes e inmunes.

Está claro, con Innerarity, que el futuro es una construcción que tiene que ser anticipada con cierta coherencia, pues no se trata de pensarlo en los términos de “acumular presentes”. Pensar en el futuro exige en términos filosóficos, neurológicos, físicos, una gran capacidad de reflexión en torno a aquello que está por venir, lo que va a suceder o puede suceder. Exige entender de igual manera que no hay certezas sobre el futuro, que éste es impredecible en su totalidad. El futuro debe ser sabiamente gestionado y es esa sabiduría en la gestión, la que determina de igual manera el significado filosófico, cognitivo y físico del verbo aprender. Realmente, la función del conocimiento es la construcción de futuro.

Hay además, otro concepto que los corruptos no pueden entender: El sentido de lo colectivo. Ellos no se representan sino a sí mismo, piensan como gánsters.

La vida primitiva de nuestra especie, desde el nacer hasta el morir, se justifica en la lógica de las sinergias, en la dinámica del ejercicio permanente de procesos participativos intensos, existenciales, de ellos y de ellas, actuando como un solo cuerpo; resolviendo juntos todos los problemas, satisfaciendo juntos todas las necesidades y, desde luego, construyendo potencialidades, aprendiendo juntos, conociendo juntos.

No es absurdo pensar, como se ha discutido por la ciencia recientemente, que emergiera en el cerebro primitivo en primera instancia un sentido del nosotros, que permitió luego construir el sentido del yo.

En esta lógica, cada experiencia, cada nueva información, cada nuevo aprendizaje, cada nueva síntesis, era a su vez una experiencia, información, aprendizaje y síntesis colectivas, de interés colectivo.

Pero claro, el corrupto atrapado en su eterno presente, no solo sueña con sus ganancias de hoy, con sus engaños de hoy, sino que está convencido de que, si no lo atraparon hoy, no lo van a atrapar nunca. Desde luego, están equivocados.

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