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Al Alberto

Tenemos que hablar de esto…

En esa perspectiva (en la de caminar y pensar a contracorriente)  he venido acariciando la idea de abordar una tarea a la que denomino “Proyecto Humanidad”. Se trataría de impulsar una conversación abierta que nos permita esclarecer, de manera conjunta, la respuesta a un interrogante:  ¿cuál es el significado último de la naturaleza humana?

Por Alberto Morales Gutiérrez

Debo disculparme con usted, pero no puedo menos que compartirle esta angustia y pedirle una ayuda.

Siento que es virtualmente imposible sustraerse de los estragos que genera en nuestras mentes, el volumen escandaloso de la información que circula en el mundo contemporáneo. También es imposible negar el impacto de la conjunción de hechos que se agitan de manera simultánea, continua, ininterrumpida, frente a nuestros ojos. Es un estado de agitación tan aberrante, que las gentes adoptamos múltiples mecanismos de defensa para huir: no pensamos, no decimos, no hablamos, no opinamos, nos escondemos en la rutina, nos desconectamos, nos emborrachamos, nos drogamos, nos sumergimos en la gritería, nos resignamos.

Todas las distopías que, desde la literatura, daban cuenta de las características que tendría la sociedad de la alienación, no solo se han cumplido con un rigor profético, sino que pudieron demostrar que, en efecto, las personas no íbamos a entender el tipo de infierno en el que estábamos instaladas. Más aún, que, habitando en ese infierno, nos sentiríamos “felices”. No tendríamos conciencia de lo que estábamos viviendo.

Es muy difícil encontrar un período de la historia de la humanidad en el que se haya llegado a estos extremos autodestructivos que estamos enfrentando hoy.

Eso que llamamos “la razón” y que parecía ser el gran valor agregado de los seres humanos; eso que llamamos “inteligencia”, lo que llamamos “conciencia”; resultan ser condiciones que están viviendo hoy, un proceso de descomposición tan notable, que el concepto del humanismo es cada vez más escaso y el ejercicio del pensamiento es cada vez más reducido.

Aunque los primates hominoides existieron hace 7 millones de años, hay un consenso en el sentido de que la especie animal humana, tal como la conocemos hoy, esa que se denomina el Homo sapiens sapiens, tiene una antigüedad aproximada de 190.000 años.

Hay quienes hablan también de unos Homo sapiens arcaicos que existieron unos 600.000 años antes de hoy y que poseen unas características muy similares a los Homo sapiens sapiens, aunque su anatomía difiere.

Fue, sin lugar a dudas, un camino largo de evolución, adaptación, acuerdos sociales y descubrimientos, que nos permitió llegar a esa versión que nos definía: éramos una especie con capacidades mentales mucho más desarrolladas que cualquiera otra especie animal, con conciencia de sí misma, sentido del tiempo, poseedora de un lenguaje, sabedora de su carácter efímero. Una especie animal extraordinaria capaz de planificar, de manejar abstracciones, símbolos y sus significados; capaz de construir culturas y edificar civilizaciones.

Pero hemos venido renunciando de manera imperceptible y persistente al ejercicio de esas capacidades. Hemos renunciado a discernir sobre temas trascendentales. Se nos antoja que las discusiones sobre el futbol o las agitaciones de las campañas electorales, configuran los alcances del pensamiento que estamos dispuestos a ejercer.

Mire esta enseñanza: Violet Moller en “La Ruta del Conocimiento” (Taurus 2021) da cuenta de la historia de Palermo, el puerto que en el 1161 de nuestra era empezó a ser dirigido por la familia Hauteville que, bajo el liderazgo de Rogelio I y sus sucesores, no solo hizo de Sicilia uno de los estados más ricos de la Europa de su época, sino que desarrolló un formidable ejercicio de apertura cultural y agitación del conocimiento, del que podríamos aprender.

Se rodeó de eruditos griegos, latinos y árabes que escribían los documentos oficiales en las tres lenguas, sin olvidar el hebreo, pues permitió a su vez que la comunidad judía participara activamente en la vida política y cultural de la ciudad. “Todos los habitantes de Sicilia se sentían incluidos y protegidos en su reino”.

La corte de Palermo fomentaba el cultivo del saber. De Guillermo, el heredero de Rogelio II se escribió que fue un rey sin par, “cuya corte es una escuela, cuyo séquito es un gimnasio, cuyas palabras son declaraciones filosóficas, cuyas preguntas no se pueden responder, cuyas soluciones no dan lugar a discusión y cuyos estudios no dejan nada sin abordar”…

En la biblioteca de Palermo anidó El Almagesto de Claudio Ptolomeo, el De motu de Proclo; Los Elementos de Euclides, textos soberbios y paradigmáticos del conocimiento de la época. Una época que coincide (y en esto estriba su prodigio) con el surgimiento en el sur de Francia, en Languedoc, de la Santa Inquisición; la misma época de Inocencio III, el fanático que desencadenó los desafueros de ese tribunal nefasto; la época del inicio de las cruzadas, esas expediciones militares concebidas para liberar a la tierra santa del dominio musulmán.

Palermo marchó a contracorriente.

En esa perspectiva (en la de caminar y pensar a contracorriente)  he venido acariciando la idea de abordar una tarea a la que denomino “Proyecto Humanidad”. Se trataría de impulsar una conversación abierta que nos permita esclarecer de manera conjunta, la respuesta a un interrogante:  ¿cuál es el significado último de la naturaleza humana?

Si logramos una respuesta razonable, se me ocurre que sabríamos encontrar cómo defendernos. Tal vez descubrir, de manera conjunta, hacia dónde debemos mirar.

Una conversación que agite nuestra imaginación y nos permita aferrarnos a la idea de que somos, aún, la única especie animal que tiene la capacidad de hacerse preguntas y, en consecuencia, la única capaz de asumir la búsqueda de respuestas.

La verdad es que no sé por dónde arrancar para que esta conversación se dé. Tal vez usted pueda ayudarme. ¿Se le ocurre algo?

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26 respuestas a «Tenemos que hablar de esto…»

Alberto es tal la confusión generada con todo lo que pasa actualmente que solo puedo decirle que un algoritmo del dataísmo es recopilación y nada tiene que ver con inteligencia en el sentido de lo verdaderamente humano.

Es cierto Juan. Estoy exhausto y creo qué hay que intentar hacer algo de manera organizada…

Hay una luz actual y esplendorisa: Pablo D’Ors. Conocerlo es un gran comienzo y quizás traerlo sea el punto de partida para iniciar un gran oroyecto.

Gracias Olga, por leer. No dudo que hay mucha gente esplendorosa que está pensando en el tema a los que hay que leer y con los que hay que reflexionar. La idea es no asumir ningún pensamiento en una lógica reverencial. Hacernos preguntas es construir conocimiento a partir de aprender a dudar. Un abrazo

Gracias por leer Claudia. No sé si haya una fórmula única. Pero empezar a pensar en el tema será una formidable manera de empezar a recobrar el hilo.

La pensadera nos mató. En vez de construir soluciones, caímos en garras del miedo y de ahí al dolor y al sufrimiento. Nos hemos escondido creyendo que todos nos acecha para terminar con nuestro sitio de confort. Somos avestruces que esconden el pescuezo en condominios o finquitas vigiladas con circuitos de televisión. Muchos se volvieron rezanderos de novenas y no faltan a misa, negándose, eso sí, a pagar los diezmos. Nos olvidamos del otro por mirar nuestro propio ombligo e imploramos por distractores que nos mantengan entretenidos.
No tenemos solución Alberto. Perdimos la oportunidad, pues la fuerza de esa ilusión que buscaba un cómodo principio del placer permitió que el Leviatán del que tanto hablaba Hobbes, nos engullera para hacernos bailar al compás de un ritmo frenético y repetitivo, sin esperanza: el no Ser, la no creación, el miedo disfrazado de vida.

Gracias Juan Fernando por leer. Debo confesarte que esa desazón y sentimiento de derrota que me acompañaba y que me convocó a escribir lo que escribí, se está transformando en un sentimiento de esperanza. Empezar por hablar del tema de manera conjunta me parece un gran avance. Si el encuentro logra cuajar, te contaré para que vayas.

Ayer justo leí a, Heidegger.
También en 1919 tenía esa misma inquietud, la diferencia; las razones para tenerlas.
Ya usted inició una pregunta, muchos tenemos quizás, inquietudes similares, y ya eso es importante, esto hará que vamos dando una respuesta que se vuelva colectiva.
Recuerde, los cambios surgen individualmente y luego se esparcen como diaspora.

Gracias Maribel, por leer. Escribí esta reflexión con cierto pudor y me emocionan los comentarios que estoy recibiendo. Creo que hay diferentes tipos de propuestas sobre la manera como puede empezar esta reflexión. Te estaré contando.

Y que tal si pudiésemos organizar un grupo donde solo la palabra hablada sea la base de unión, para conversar, no discutir, sobre aquello que nos acongoja, nos libera, nos alienta. Claro esta cómodamente sentados alrededor de un café. Sitio y periodicidad por definir.

Gracias por leer, Camilo. Creo que la idea de sentarse a conversar puede ser un gran principio. Ya hay gente que ha manifestado interés en ese método. Hablaré con cada uno y contigo, para llegar a un acuerdo.

Me preocupa mucho la perdida de VALORES y de PRINCIPIOS en el ser humano.Desde ahí radica todo🤔

Gracias por leer, Mónica. El espíritu de la conversación que propongo permite esclarecer relaciones de causa-efecto. ¿Qué ha hecho que los valores y los principios se desfiguren o desaparezcan? tal vez al intentar una respuesta, nos aproximemos al tema de la naturaleza humana.

Muchas gracias por este excelente articulo!!! Es cierto nuestra capacidad de “discernimiento” ha ido perdiendo espacio por toda la informacion que recibimos y que sin cuestionarnos simplemente la tomamos como real. Y ni hablar de los jovenes que estan siendo adoctrinados desde sus propios hogares y en las instituciones educativas. Como comenzar en su proyecto “humanidad”, conformar pequeños grupos de estudio. Y sobre su pregunta “cual es el significado ultimo de la naturaleza humana?”, que es muy interesante, personalmente me plantearia otra pregunta: Cual es el significado ultimo del SER HUMANO?. Pienso que el concepto “naturaleza” involucra muchos factores como genero, cultura, costumbres, creencias, raza y seguramente mas aspectos. Bueno, muchas muchas gracias por esta excelente reflexion.

Gracias Claudia, por leer. Creo que la idea de los pequeños grupos de estudio con una metodología que permita conexiones entre ellos, sería una excelente manera de empezar. Me parece que una de las primeras reflexiones debe girar precisamente sobre el tipo de pregunta que debemos hacernos. Tu reflexión sobre naturaleza o ser es bien pertinente.

Buenas tardes Alberto
Recibo este artículo como la nota que lanza un náufrago, en una botella, esperando que alguien la encuentren y la lea.

Veo que éste ha sido una l artículo que más reacciones ha generado, puede ser que haya mucho náufrago perdido en este mar de información e incertidumbre.

Por ahora podría ser un encuentro, sólo para vernos y saber que somos muchas las personas que estamos necesitando eso que tú pides, hacernos preguntas.

Gracias

Gracias por leer Carlos. Tienes toda la razón. Fue la botella de un náufrago. Me emociona saber que llegó a muchas playas, a muchos puertos. Hay opiniones por aquí y por las redes que me hacen pensar con entusiasmo en que podemos activar la conversación. Te estaré contando.

Alberto: ¡qué agua fresca es leerte! Siempre lúcido y conciente de todos los aspectos que implica este viaje de estar vivos. Muchas gracias.
A pesar de todo, hay poesía esencial que nos ampara. La biografía del silencio de Pablo d’Ors y Los a la Tierra – un viaje al jardín, de Byung Chul Han…son dos buenos caminos que me atrevo a recomendar….

Alberto: El libro de Byung Chul Han se llama LOA A LA TIERRA. Un viaje al jardín…
Cómo estos teclados se mandan solos,😬 no me di cuenta que quedó Los y es Loa. Loa a la tierra….

Gracias Olga. Una de las cosas que emociona de impulsar estas conversaciones, es la de reivindicar el ejercicio del pensamiento. Personalidades como Bying Chuletada Han son altamente representativas de ese ejercicio.

Alberto. Nunca como hoy hace falta un espacio para la reflexión, la conversación, el pensamiento. Me ilusiona poder participar, cuando lo convoques.

Gracias Claudia Ivonne por leer. Estoy entusiasmado con la idea de llevar a cabo estas conversaciones. Estoy en la tarea de esclarecer métodos y fechas para poner a consideración. Abrazo

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