El mundo se horroriza y los áulicos del gobierno, los “analistas” y la prensa “libre” hacen cuentas de los vidrios rotos y claman contra los excesos de las “fuerzas del mal” que “manipulan” a las gentes para que salgan a la calle (¿?¡!)
Por Alberto Morales Gutiérrez
“Angurria” es, tal vez, la palabra que mejor define el comportamiento de quienes están hoy en el poder. Una mezquindad sin límites que les hace pensar en la posibilidad de construir un mundo solo a la medida de sus intereses, ajustado a sus intenciones. Un mundo extraño en el que los otros (los que son diferentes a ellos, los que piensan de manera distinta) no tienen cabida. De allí que sus interpretaciones de los hechos, aunque causan hilaridad, pues las más de las veces insultan la inteligencia, de igual manera asustan por la violencia y saña con las que arguyen y porque reflejan la dimensión de sus intenciones. No debe perderse de vista que ese “ideal” es el que ha inspirado desde tiempos inmemoriales a todas las dictaduras del universo.
No es necesario hacer referencia a la larga lista de exabruptos y frases lapidarias que a diario verbalizan sus “personajes” más destacados como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Fernando Londoño y Ernesto Macías; ni analizar lo que ha sido el proceso de cooptación de los organismo de control tan necesarios en una democracia (la Contraloría pa’ mi, la Fiscalía pa’ mi, la Procuraduría pa’ mi) sino reflexionar sobre el significado profundo que tienen los comportamiento del presidente Duque, su ministro de defensa y la coalición de gobierno, con relación a las movilizaciones ciudadanas de protesta y su actitud frente a una de las recientes decisiones de la Corte Suprema de Justicia.
Para Duque y sus secuaces, las gentes de Venezuela, sus jóvenes estudiantes, tienen todo el derecho a movilizarse y a protestar contra la dictadura de Maduro; tienen derecho a gritar, a escribir sus dolores en las paredes, a enfrentarse con la fuerza pública cuando los agreden, pero aquí no. Aquí “ese derecho no aplica”porque son movilizaciones instigadas por “fuerzas oscuras” (¿?¡!)
Las movilizaciones sociales en el mundo entero, los gritos contra la injusticia, contra la inequidad, son producto de las condiciones en las que viven en esos pueblos, expresan su cansancio con el estado de cosas. Pero aquí no, “eso no aplica”, porque aquí son una conspiración de “fuerzas ocultas.” (¿?¡!)
Tal raciocinio, que es también típico en todos los regímenes dictatoriales, da a “las fuerzas del orden” licencia para “imponer la ley” y por ello, aquí la policía dispara a la población civil sin miramientos, electrocutan en vivo y en directo a los ciudadanos, los torturan, las desnudan, las violan en los CAI. El mundo se horroriza y los áulicos del gobierno, los “analistas” y la prensa “libre” hacen cuentas de los vidrios rotos y claman contra los excesos de las “fuerzas del mal” que “manipulan” a las gentes para que salgan a la calle (¿?¡!)
También el mundo entero se pregunta qué tipo de gobierno hay en nuestro país cuando, en lo transcurrido de este año, han ocurrido 61 masacres con 246 personas asesinadas, mientras la institucionalidad se calla. Aquí – dicen ellos – “no hay masacres”, no señor. Todo pa’mi, nada para nadie más.
La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, en un documento de 171 páginas y como respuesta a acciones de tutela impuestas para exigir el derecho a la protesta pacífica, falló en consecuencia y señaló a propósito del actuar de la policía en las movilizaciones recientes, que “sus actividades no controladas representan un riesgo, una amenaza seria y actual para quien pretenda salir a movilizarse y expresar pacíficamente sus opiniones”. El fallo ordena así mismo al ministro de defensa a pedir disculpas por los desmanes de las fuerzas del estado.
Ah, pero no. Ese fallo de la justicia tampoco aplica para ellos. De inmediato el gobierno colombiano (para asombro de los demócratas y la comunidad internacional) anunció que pedirá a la Corte Constitucional que revise las tutelas, porque ese fallo no les gusta. Les parece una intromisión indebida de la Corte, porque aquí no ha pasado nada. A Duque y su gente solo le parecen aceptables los fallos que le favorecen. Si son contrarios, esas Cortes no les sirven. Todo pa’mi, nada pa’vos.
La idea de un “estado” en el que la objeción no exista, ni existan derechos civiles, ni libertades, salvo la “libertad” de estar de acuerdo con todo lo que el ejecutivo haga y diga, no es una democracia. Nos amenazaron con que nos convertiríamos en Venezuela, y esta gentuza en el poder se ha dedicado de manera sistemática, alevosa, ruin, a convertirnos en un país miserable de tercera categoría.
Parafraseando a Roberto Calasso valdría decir con sabor áspero y brutal: Hay ahí un vasto campo surcado por el azar, devastado por la fuerza, resecado por los usos que ellos dan a la sociedad…
2 respuestas a «Todo pa’mi y nada pa’vos»
Leí que todo esto nos lo merecemos por haber elegido a un indigno, servil y vil, fariseo lobo con piel de oveja.
Siempre se ha dicho que los pueblos tienen los dirigentes que se merecen…