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X no va más para mí, ¡la desactivé!

Por Alberto Morales Gutiérrez.

Debí haberlo hecho hace mucho tiempo.

He escrito acerca de los estragos que están haciendo las redes sociales y sus impactos dañinos en la salud mental y en la vida cotidiana; he referido la explosión de fakes y las dimensiones de la desinformación que transita por ellas, el ejercicio permanente de la mala intención, la configuración aberrante del perfil de los cibergobernantes contemporáneos, quienes han decidido hacer de X en particular, su herramienta de gestión; y he denunciado además las mañas repugnantes que crecen y se multiplican para desencadenar manipulaciones de gran impacto. Pero, de manera inconsecuente, persistía en mantener esa red a mi alcance.

Me hacía a la idea de que el uso muy reducido que le daba, me ponía a salvo de la debacle. De hecho, mi único ejercicio activo era publicar esta columna en X los domingos en la mañana. Estaba equivocado.

Hay un antecedente de mi decisión: en mayo de este año, Paidós publicó el texto más reciente de Michel Onfray: “Ánima”. Se trata de una reflexión fascinante en la que trata un tema complejo para un filósofo como él, ateo irredento y rebelde con causa: el alma.

Aborda la concepción del alma que han sustentado las culturas más diversas, tanto como las religiones y las diferentes escuelas filosóficas a lo largo de la historia. Onfray, que ha expresado en todos los escenarios que el cristianismo es indefendible, aprovecha para fustigar con razón a Pablo de Tarso quien, según lo demuestra, incurre en severas contradicciones con los Evangelios para configurar su doctrina. Plantea por ejemplo el autor, que en ellos no hay preocupación alguna sobre un alma que haya que castigar en el infierno o recompensar en el paraíso, ni se asume que haya un cuerpo partido en dos, integrado por una parte que se asumiría como “la carne detestable” y por la otra parte “el alma venerable”. Lo que hace Pablo es incluir en su prédica la condena de la carne, en contravía de los Evangelios.

La mala intención que anida en esa narrativa del apóstol número trece es, según Onfray, la de sexualizar el pecado. Hace una disección minuciosa del Génesis para esclarecer que en ese texto jamás se utiliza la expresión “pecado original”. No hay referencia alguna al “pecado de la carne”, tampoco hay en ningún lugar mención de términos como “lujuria”,fornicación”o “estupro”. Nada en el génesis es “sexual”, todo es “teológico”. Su conclusión es fascinante: “El Génesis es una poética de la inmanencia; y ellos lo convirtieron en una tragedia de la carne”.

Ya al final, el autor plantea que el espíritu moderno ha recorrido un camino desde  ese Edén terrígeno ubicado entre el Tigris y el Éufrates, hasta el oeste de los Estados Unidos, en California, en Silicon Valley, allí donde “el verbo de las ágoras” ha sido sustituido por los centros comerciales “bañados de día y de noche por la luz eléctrica, el olor del papel de los libros ha sido sustituido por la piel lisa de las pantallas, los centelleos de lo real por las mentiras de lo virtual, el poder de la inteligencia por el poder del dinero, la tensión de lo escrito por la logorrea oral, el espectáculo de la política por la política del espectáculo…”

Amplía su reflexión enfocado ahora en las versiones del “hombre nuevo” a lo largo de la historia, y la manera como se ha “deconstruído”.

Para que nos rinda, referiré que menciona al “hombre total” de Karl Marx, revestido con su “buena naturaleza” de antes del capitalismo. Analiza al “Homo sovieticus”, el de la servidumbre voluntaria. Retoma a Mafarka, el personaje de una novela de 1909, en la que Filipo Tommaso esboza al “hombre regenerado” que renuncia al amor, a los sentimientos y a las emociones; un hombre que detesta el pasado y celebra el futuro; un hombre para quien la guerra es “la higiene de la vida”.

Y toma también la enciclopedia de Diderot para referirse a la hidra y regodearse con la idea de que puede reconstituirse a partir de uno solo de sus trozos seccionados en vivo y menciona esa referencia que hace el enciclopedista al “hombre resolviéndose en una afinidad de hombres atómicos, de hombres animáculos”, que encuentra en un diálogo de D’Alembert.

Dice Michel Onfray que ese hombre hidra, atómico, “animáculo”, ya no es una ficción. Ha tomado forma a través de la clonación de las células madre y a través de todas las prácticas perversas de lo que llama con acierto “el transhumanismo”, para hacer una referencia expresa a Elon Musk y su definición del alma: “la huella digital dejada por un ser humano, huella susceptible de ser reducida a datos descargables y transferibles”. El trabajo de Musk, su más valioso proyecto, es convertir lo humano en un chip con un microprocesador cargado de los datos que constituyen su identidad.

Sentencia Michel Onfray: “Musk clausura el tiempo del mono inaugurado por las lecciones de anatomía de Vesalio e inaugura el tiempo de la medusa”. Mire este dato: la compañía Neuralink, propiedad de Musk, ha experimentado con un mono llamado Pager para jugar al videojuego Pong con el pensamiento, con la pretensión de utilizar su cerebro aumentado con la información implantada en su tejido cerebral. A su vez, tres cerdos, uno de ellos una hembra llamada Gertrude, han sido utilizados, según destaca Onfray, para preparar la tecnología de una interfaz cerebro- máquina, que permite al mamífero comunicarse a través de una especie de telepatía con impulso neuronales. La idea de Musk, si estos experimentos le funcionan, es “equipar al cerebro humano para que pueda conectarse con un ordenador a fin de aumentar la inteligencia natural con una inteligencia artificial…”

Musk aspira al advenimiento de una telepatía entre el hombre y la máquina. Ha afirmado de hecho que “con una interfaz neuronal directa, podemos mejorar el ancho de banda entre el córtex y la capa digital terciaria en varios órdenes de magnitud. Probablemente mil, o tal vez diez mil, o más…”

La hoja de ruta de Musk es “reparar lo que no funciona en el cerebro”. Su proyecto es existencial y civilizatorio. Se trata de cambiar al hombre “y atribuirle otro biotopo”. Modificar lo humano y expandirlo, “digitalizar el alma”.

Michel Onfray concluye: “la barbarie llega a nuestras puertas equipada como una máquina de guerra rutilante e inédita”. No llega en nombre de la ética, ni de la religión, ni de ninguna moral, ni de ningún valor; llega en nombre del dinero. Concluí, al terminar de leer el libro hoy, que alinearse en algo que tenga que ver con este personaje siniestro, es un despropósito.

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15 respuestas a «X no va más para mí, ¡la desactivé!»

Totalmente de acuerdo. Hay otras denuncias de esa pasmosa realidad que hicieron salirme de esa red hace años y ahora con ese extravagante multimillonario invadiendo consciencias y vendiendole a otros viajes al espacio sideral; asi aumenta sus planes y proyectos y lo mas curioso es que te llegan mensajes de otras redes de seguidores y canales estrafalarios por los rimbombantes de primera plana.

El Sr. Musk como otros ultramillonarios, de Silicon Valley desean sobre todas las cosas la inmortalidad y ya que por los medios biológicos no están ni cerca han pensado que pueden reducir el ser humano y transferirlo a una máquina, cualquier cosa con tal de no desaparecer en la nada como creen los ateos. El problema es que los avances son muy pobres y el tiempo corre igual para todos.

Tienes razón Maria del Mar, la eternidad es una ambición recurrente entre quienes se obsesionan con el poder o con la plata. Pero el tiempo es inexorable y profundamente democrático.Gracias por leer.

Alberto, te seguiré en la eliminación de mi “presencia” en X; no es solo por el repugnante dueño y la manipulación ofensiva, es también dejar de soportar tantas estupideces que allí se publican.

A propósito de redes sociales, te sugiero, Alberto, apelando a tus conocimientos en publicidad, darle una mirada a lo que ocurre con los anuncios pagos. Por mi actividad de negocios hago publicidad digital y estoy notando cada vez más que nos engañan.

Hola William. Bienvenido al club. No tengo dudas en el sentido de que el algoritmo está diseñado para que el anunciante incremente de manera progresiva su inversión. Todo esto es una trampa monumental.

Me alegra estar vivo en estos tiempos para ser testigo y partícipe de este gran cambio ( salto mortal para muchos)… de nuevo das en el clavo de lo actual estimado Alberto.
La lucha esta clara y los ejércitos definidos por sus posturas conceptuales con los occidentales liderados por Musk y Trump p quien quiera que sea electo por el lado Frankenstein…. Y los Rusos tradicionalistas acompañados de los nuevos pueblos del mar que cruzan continentes en busca del paraíso perdido pero muy presente en el cine y las pantallas.
Vamos por la nueva Iliada.

Hola Piedad. Es un esdenario complejo e impredecible. Hay que luchar porque no desaparezca en pensamiento. Abrazo

Hola Piedad. Es un escenario complejo e impredecible. Hay que luchar porque no desaparezca el pensamiento. Abrazo

Lamentablemente estos personajes son adictos a las cuatro drogas más peligrosas del mundo, que invaden a la gran mayoría de la política y sus políticos, de los gobiernos y sus gobernantes, de las industrias y sus industriales.

Las primeras dos drogas son las que resultan de la unión de dos amantes inseparables, “El Poder” y “El Dinero”, que deciden unirse en matrimonio, dando a luz a esa tercera droga cuya adicción tiene al mundo de hoy sumido en la más profunda crisis y completamente adicto a ella: “La Corrupción”.

A mayor corrupción, más dinero y entre más dinero, más poder. Esa es la divina trilogía del mundo actual, no importa cuál sea su condición ni localización. Muy pocos se libran de ella.

Ya establecida esa peligrosa “Divina Trilogía”, posteriormente es alimentada por el combustible que la mantiene rodando permanentemente, vigente y activa….. la cuarta y más adictiva droga: “La Ambición”.

Entre más tienen más quieren, no importando el costo que haya que pagar.

Y este personaje lamentablemente no solo es adicto a las cuatro drogas sino que actúa como “dealer” o “pimp” de la prostituida y adicta humanidad, dándoles una quinta droga que aparece en el escenario. LAS REDES SOCIALES.

He dicho!!!

Alberto: como siempre, excelente columna. Toda una advertencia para las nuevas generaciones, pues por fortuna para la generación nuestra, todavía es posible vivir y pensar más independientes de las redes sociales. Pero desafortunadamente para las nuevas generaciones no conocen otra cosa.
Y a propósito de Saulo de Tarso, te recomiendo la novela El signo de pez, de nuestra gloria literaria Germán Espinosa. Un buen complemento al libro de Onfray, que buscaré. Un abrazo y siempre gracias.

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