Categorías
Al Alberto

Juntos, pero también revueltos.

Por Alberto Morales Gutiérrez

Este voto en blanco no está concebido ni es posible endilgarlo, adherirlo, sumarlo o restarlo a candidato alguno. Se vota en blanco (como decía hace ocho días, que decía Castells) para no incurrir en el cinismo de escoger entre todos los inmorales, al tipo de inmoral que encontremos más afín o cercano a nuestros intereses.

Ya no queda ninguna duda: el espectáculo de las alianzas y las coaliciones que vienen protagonizando los empresarios electorales en este país, ha logrado borrar cualquier rezago que pudiera quedar de eso, que antes se entendía por actividad política.  

Cuando los dirigentes de las maquinarias electorales empezaron a defender sus componendas, con el argumento de que “la política es muy dinámica”, ya el daño se había hecho. Realmente esa frase perversa era su manera de relatar la muerte de la política.

Usted los ha visto. Esos contrincantes que, desde supuestas orillas diferentes, se hostigaban y criticaban ayer, hoy están abrazados fervorosamente y se juran lealtad. Mañana los verá usted de nuevo enfrentados, pues cada uno de ellos habrá decidido acomodarse, para vociferar la promesa de nuevos “frentes unidos”, “organizaciones ciudadanas”, “alianzas salvadoras”. Usted los oirá con sus promesas de batallas por el bien de todos; de luchas por el cambio; invitando a que “¡juntos podamos arreglar ahora sí y de manera definitiva, todo esto que nos está pasando”. Su retórica ya no genera asombro. Cada año electoral se dedican a prometer que arreglarán los daños que ellos mismos han causado.

El “show” de Medellín es francamente deplorable. Las empresas electorales no dan abasto. Se hace palpable la ausencia total de ideología, de programas, de conceptos. Abundan, por el contrario, los eslóganes, las frases vacías, los discursos huecos.

Es patético que sean los empresarios electorales los que se pregunten por qué hay tanto abstencionismo, y cuál es la razón del desencanto de las gentes.

Es cierto que la política no es una ciencia exacta. Los estudiosos del tema la definen como “una actividad cultural compleja”. Parecen resignados, finalmente, a la desaparición de esos viejos conceptos aristotélicos que hacían referencia al “bien de cosas nobles”, al “bien común”. Ya no hay discusiones inteligentes sobre el deber ser del Estado, a nadie le importa la moral social individual y colectiva que mencionaba Platón. Las empresas electorales de hoy, parecen dar una nueva dimensión a la frase legendaria de Marx, cuando definía a la política como “la expresión concentrada de la economía”, porque es precisamente eso lo que son los grupos y subgrupos que los caciques electorales regentan: microempresas electorales con fines solo económicos para sí mismas y, sobre todo, para sus dirigentes.

Esta degeneración de la política en Colombia ha sido construida paso a paso, con premeditación, desde mediados del siglo XIX. No es un fenómeno que haya surgido por generación espontánea. El Frente Nacional, ese pacto de alternancia en el poder establecido por los partidos liberal y conservador, que se instauró entre 1954 y 1978, lo único que hizo fue institucionalizar un relevo autoprogramado, entre bandos hegemónicos que empezaron a gobernar desde 1848.

Vista en perspectiva, la Constitución del 91 contribuyó de manera decisiva a la fragmentación del sistema partidista, que encontró en la nueva Carta política la posibilidad de engendrar centenares de microempresas electorales, que terminaron cooptadas por la corrupción empotrada en los viejos partidos tradicionales y que empezaba a serpentear, en el interior de ellos, con aires de libertad. De hecho, esa nueva constitución logró “que el modelo de representación propio del poder Legislativo quedase fácilmente colapsado por un Ejecutivo en crecimiento”, según lo concluye el abogado Pablo Bernardo Arboleda Ramírez.

“Escandalizados” con lo que empezó a ocurrir, los “prohombres” de la patria impulsaron en la reforma del 2003, una especie de devolución de los partidos a sus viejos cauces, pero para ese momento ya todo estaba envilecido y se acrecentaron las prácticas perversas, recreadas con nuevas formas.

Da risa ver los “efectos” del acto legislativo 01 de 2009, concebido dizque para acrecentar la disciplina al interior de los partidos y “neutralizar” la cooptación de esas organizaciones por los paramilitares y la corrupción. Lo único que se logró fue instaurar un régimen controlado virtualmente por el ejecutivo. Mientras tanto, la corrupción y la parapolítica, siguieron y siguen ahí, muy campantes.

Este macabro escenario pareciera reclamar la reivindicación del voto en blanco, como una respuesta valerosa, consciente y decidida, de expresar que no estamos dispuestos a cohonestar con este lodazal; que reclamamos el derecho a hacer de la política una confrontación abierta de ideas y conceptos. Es nuestro deber retomar la discusión planteada por Isaiah Berlin, en el sentido de que la teoría política es una rama de la filosofía moral, “que tiene su origen en el descubrimiento, o aplicación de ideas morales en la esfera de las relaciones políticas”.

Reivindicar, en la misma lógica, la pluralidad de valores que cada individuo debe ser libre de elegir, y sacudirnos de eso que Berlin llama la “abrumación por el peso de la mediocridad colectiva”.

Voy a votar en blanco para la alcaldía de Medellín, sobre la base de entender además que ese voto mío (¿ese voto suyo?) no está mediado por cálculos matemáticos, ni está motivado por la expectativa de triunfo o de derrota alguna. Se trata del voto de quien no se siente representado en ningún candidato. Este voto en blanco no está concebido ni es posible endilgarlo, adherirlo, sumarlo o restarlo a candidato alguno. Se vota en blanco (como decía hace ocho días, que decía Castells) para no incurrir en el cinismo de escoger entre todos los inmorales, al tipo de inmoral que encontremos más afín o cercano a nuestros intereses.

Se vota en blanco para limpiar la casa, para quitar las manchas, para sacar la mugre, para que brille la honradez. Medellín se lo merece. No puede ser que alguien piense que, “elegir al menos peor”, haya sido alguna vez, una solución.

Compartir

38 respuestas a «Juntos, pero también revueltos.»

Buenos días. Duele Medellin y duele Colombia entera, pero yo si la tengo clara y vivo en Bogotá por lo que mi voto es por GUSTAVO BOLÍVAR.

El voto es la máxima expresión del demócrata, por eso es que es intransferible y ningún político puede decir yo tengo tantos votos, no tiene sinó el de él. Por eso, yo al contrario de Gloria Lucia Robledo, votaré por alguien distinto a esas pestes del petrismo, votaré por Federico “FICO” Gutiérrez. Aprovecho e invito a defender nuestra ciudad y nuestras instituciones de las ratas como Quintero.

amante de la barbarie, amante de las masacres y por ende de la corrupción, si fico tenia secretario que andaba con mafiosos, que se puede esperar de el, como dice alberto no hay con quien, todos tienen rabo de paja

No creo que tú vayas a votar por ese impresentable, ni siquiera invocando una revolución. Ese tipejo renunció al senado al que lo eligieron personas como tú dizque por qué el sueldo no le alcanzaba y crees tu que con el sueldo de la alcaldía,que es infinitamente inferior si le va a alcanzar? No seas ingenua, el va a robar y a manos llenas. Si votas por el, que Dios te perdone.

Alberto: estoy de acuerdo con darle significado y mayor trascendencia al voto en blanco. Estoy convencido desde hace decadas; que existe la necesidad categórica de impulsarlo; como la única vía que le toca a la ciudadanía para limpiar la casa tomada por la corrupción desde que se suben al arbol (poder) que se deshorbitan como asteroides peligrosos (piedras mortales); en la ruta del fiasco de las componendas por típica crisis de liderazgo tan común desde entonces. La ausencia de acertadas ejecuciones; da muestras suficientes del envilecimiento del ejercicio ejecutivo.

Muy agradecido con tu columna y comentario Juan. Hay que romper el cerco de quienes quieren instrumentalizar este voto como una suma o una resta electoral que impacta los candidatos de su interés

¡Es cierto! Por supuesto que el voto en blanco es una decisión, de coherencia, de respuesta contundente a la corrupción, de no hacer parte de las componendas, de respeto hacia uno mismo…

El voto en blanco legitima el sistema. Es decir: no me gusta ningún candidato, pero el sistema me fascina y por eso vine a votar. Algo absurdo. Sería más serio invitar a la abstención total, a no votar. Votar en blanco, Alberto querido, es tibieza pura y dura. Bendiciones 🙏🙏🤩

Hola John. Te extrañaba. Me gusta mucho que leas y comentes. Gracias por tus bendiciones.

De verdad no vas a responder mi interpelación Alberto? Te vas a limitar a decir que me extrañabas y a agradecer las bendiciones que te envíe? No vas a responder mi observación de fondo? Qué votar en blanco es como decir: “el que gane esta bien y cuenta con mi respaldo”.

Hola John. Como habrás apreciado, este ejercicio es una columna de opinión. No es un foro. Está lejos de cumplir esa tarea dado el hecho de que tiene una audiencia muy limitada. Organizar una discusión con un lector y tratar de persuadirlo de su idea me parecería, además irrespetuoso. Desde luego que no estoy de acuerdo contigo, ni pienso igual que tú sobre este tema. Valoro mucho que opines, pero no tengo la más mínima intención de persuadirte a tí ni a nadie. Una de las cosas que más disfruto con este práctica semanal es el descubrimiento fascinante de que podemos pensar distinto y seguir vivos. Te reitero mi abrazo agradecido por tu lectura.

Considero que no se debe votar en blanco, hay candidatos, que aunque no tengan opción de llegar, porque no tienen maquinaria, ni los respaldan los grandes capitales (con intereses particulares), tienen muy buenas propuestas para gobernar; en ves, de votar en blanco, se debe respaldar estás opciones!

Desde 1965 estoy votando pero ya me cansé y no vuelvo a votar nunca ni siquiera en blanco. Tu artículo lo respeto porque se de quien viene pero no e voy a gastar el poco tiempo que me queda votando así sea en blanco.

De verdad no vas a responder mi interpelación Alberto? Te vas a limitar a decir que me extrañabas y a agradecer las bendiciones que te envíe? No vas a responder mi observación de fondo? Qué votar en blanco es como decir: “el que gane esta bien y cuenta con mi respaldo”.

Hola John. Como habrás apreciado, este ejercicio es una columna de opinión. No es un foro. Está lejos de cumplir esa tarea dado el hecho de que tiene una audiencia muy limitada. Organizar una discusión con un lector y tratar de persuadirlo de su idea me parecería, además irrespetuoso. Desde luego que no estoy de acuerdo contigo, ni pienso igual que tú sobre este tema. Valoro mucho que opines, pero no tengo la más mínima intención de persuadirte a tí ni a nadie. Una de las cosas que más disfruto con este práctica semanal es el descubrimiento fascinante de que podemos pensar distinto y seguir vivos. Te reitero mi abrazo agradecido por tu lectura.

Es razonable tu desazón Olga Lucía. Un escenario que exige tomar decisiones contracorriente.

El blanco es multicolor: puede ser morado cuando se asfixia, rojo cuando se enoja, verde cuando siente envidia, amarillo canario cuando se le sube la bilirrubina, etc. Esto te lo dijo por que si votas en blanco le das el pase a Fico y eso es lo más grave que le pueda pasar a la ciudad: que otra vez se la roben haciendo parquecitos y jardines y llevándose todo el botín de EPM y archivando procesos y juicios pendientes. Nunca, Alberto, menos ahora el voto en blanco. Prefiero votar por la desfachatez de Gilberto Tobón o por la hermosurita de Maria Paulina Aguinaga que me parece inteligente, arrecha y preparada. Se las tiene montada a todos, entre ellos a Fico al que espera en el debate para vaciársela.
El problema es de honestidad y conocimiento, de estar bien asesorado y con una veeduría ciudadana muy de acuerdo con las nuevas políticas del gobierno, que así no te gusten, están dando resultados.
Estoy (estamos) muy pendientes de conocer las pruebas de corrupción contra la administración Quintero. Seré el primero en pedir cárcel de comprobársele algún delito. Tanto los bienes como la institucionalidad pública, son sagrados y no admiten otro uso. Si los privados quieren hacer negocios con el Estado ofreciendo servicios y conocimiento, lo deberán hacer bajo términos muy precisos, al fin y al cabo es una interacción de empresas, con el respeto y el fervor – el agradecimiento-, de poder servirle a la ciudad; pero a estos fascinerosos que venden a Tigo y despilfarran el erario cobrando comisiones y enriqueciéndose, no se les puede permitir posarse de nuevo sobre la mortecina. Por eso votaré por Gilberto o por Maria Paulina, una mujer, joven, conocedora o un zorro viejo, culto y con un pensamiento social interesante … pero en blanco, NUNCA!!!

Despues de presenciar durante algunos años la dinámica democrática en países como Israel, Grecia y Francia no me sorprende el estado de cosas en Colombia, se actúa en la misma linea y los resultados son los mismos, debemos prepararnos para un largo periodo de decadencia politica en la misma linea.
El voto en blanco si tiene consecuencias, llanas y simples pero las tiene.

Las prácticas de la clase política, no solo en Medellín sino en toda Colombia, están retratadas fidedignamente en el libro “La Costa Nostra” de la escritora Laura Ardila Arrieta. Apropiarse de lo público para beneficiar lo privado, cooptar al Estado, comprar votos, aliarse con delincuentes y un sinfín de estrategias perversas para enriquecerse. La alerta mayor debe ser cuidar a EPM pues hay en la lista de candidatos al Concejo, un individuo del Centro Democrático que ya intentó meter un mico en el Congreso para la privatización de EPM. Fungía de alcalde Sergio Fajardo y él sabe perfectamente de quien se trata: Luis Guillermo Vélez Álvarez. En Barranquilla se apropiaron de la empresa AAA (triple A). Aquí quieren ir (ha sido su deseo por muchos años), por EPM.

Estoy de acuerdo que en bogotá el único candidato decente es Gustavo Bolivar, quien no renunció por salario pues siempre lo ha donado y si alguno tiene pruebas de que es deshonesto o ha robado que lo denuncie.
Lo peor que le podría suceder a Medellín es que alias fico sea de nuevo “alcalde”, pero considero que si Maria Paulina Aguinaga fuera inteligente no pertenecería al CD y en lo referente al Profesor Tobón con la amistad y defensa que hizo de AUV “desprobó” ante quienes en algún momento creímos en sus palabras y se cumplió lo que tanto el repetía en sus discursos y entrevistas: “los políticos se conocen por lo que hacen, no por lo que dicen.”

Los comentarios están cerrados.