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Al Alberto

La maldad, tan banal, tan resbalosa.

Por Alberto Morales Gutiérrez

Los genocidas están de moda. Hay quienes los aplauden. La “estrella” más reconocida hoy es, sin duda, Benjamín Netanyahu, el político israelí que ha sido durante tres períodos diferentes primer ministro de su país y que, con la ayuda de los Estados Unidos y otras potencias mundiales, está perpetrando hoy una matanza atroz y un crimen de lesa humanidad, cuyas proporciones son escalofriantes. Ya van más de 32.000 personas muertas y 7.500 desaparecidas. De hecho, las cifras oficiales la definen como “la guerra que más vidas de personas civiles ha perdido”. ¿Será verdad?

Dos fuerzas se enfrentan: Hamás, una organización político – militar palestina, que controla con mano de hierro a las gentes de la Franja de Gaza, y el sionismo, que ostenta el poder en Israel a través de su primer ministro.

La banalidad de resumir esta atrocidad en una confrontación entre buenos y malos, no solo desdibuja la dimensión de la crueldad y el sufrimiento desatado, sino que permite poner en evidencia la truculencia utilizada para favorecer a los “buenos” en todas las guerras.

A pesar de lo escalofriante y aterrador de lo que está ocurriendo allá, ubicar las cifras de la franja de Gaza como la guerra en la que han perdido la vida más personas civiles es, sin duda, una mentira de grandes proporciones.

Mire usted que el origen de la palabra “genocidio” se atribuye al polaco Raphael Lankin, quien publicó en 1944 “El poder del Eje en la Europa ocupada” en donde hace referencia a lo que significa matar una raza o matar un pueblo, aludiendo a las atrocidades del Holocausto.

Investigadores y científicos sociales empezaron a afinar la definición, siendo muy aceptada la de los profesores Chalk y Jonassohn: “genocidio es una forma de asesinato en masa de un solo lado, en el cual el Estado u otro tipo de autoridad intenta destruir un grupo definido por el perpetrador”.

Lenguas malas afirman que esta definición limitada tuvo la influencia del  camarada Stalin, quien se opuso a incluir “grupos políticos” en el listado de responsables punibles, porque tenía rabo de paja. Fue como producto de toda esta discusión que se acuñó la palabra “democidio” para definir el exterminio de grupos políticos.

Un ejemplo: ¿quién dio la orden de desaparecer en Colombia a los miembros de la Unión Patriótica?

Extraña que esa discusión sobre la palabra genocidio y su posterior adopción en el juicio de Nüremberg, no haya mencionado jamás a los Estados Unidos. Tampoco lo hizo la ONU en su “Primera Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocio” en 1948.

No obstante la abrumadora proximidad de los hechos, los ataques nucleares del 6 y 9 de agosto de 1945 sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, ordenados sin contemplaciones por Harry Truman, presidente de los Estados Unidos y quien debe estar ardiendo en el inframundo, no aplicaron como “forma de asesinato en masa” a pesar de los 246.000 civiles que fueron aniquilados. 

Es bien sabido que, desde tiempos inmemoriales, la historia la escriben los vencedores.

Estos “olvidos”, este “borrar de la historia” acciones execrables y hechos de barbarie, es más común de lo que parece.

Algunos analistas coinciden en afirmar que la gran escalada de sufrimiento causada por el ejército japonés durante las décadas de 1930 y 1940 es absolutamente comparable con los desafueros del ejército de la Alemania nazi. Las cifras que brinda el historiador Chalmer Johnson son abrumadoras: los japoneses masacraron a 30.000.000 de filipinos, malayos, vietnamitas, camboyanos, indonesios y birmanos; además de 23.000.000 de chinos. Esclavizaron a sus habitantes, violaron a sus mujeres, saquearon y destruyeron brutalmente y sin piedad.

Más de 2.000.000 de afganos fueron víctimas del furor de las tropas de la Unión Soviética quienes invadieron a su país y trataron infructuosamente de desaparecerlo, en una guerra que se prolongó por diez años entre 1979 y 1989, en la que los rusos fueron finalmente derrotados.

No, no hay guerras buenas, no hay causa que las justifiquen.

Edmon Jabés hace una definición del infierno que subyuga por su poder descriptivo y el alcance de su significado. “El infierno – dice- no es el lugar del dolor. El infierno es el lugar donde se hace sufrir”

El infierno es entonces el lugar de la maldad en pleno ejercicio, la maldad consciente, la maldad en carne viva.

La gente se confunde en definir ese tipo de barbarie haciendo referencia a que hay momentos en los que nos comportamos como animales. Tampoco eso es cierto. En los animales no habita la maldad. La maldad tiene el uso exclusivo de la especie animal humana. Está mediada por el raciocinio , el pensamiento, la argumentación: mi causa es más buena que la tuya, los buenos somos más. Voy a destruirte, a aniquilarte, porque no piensas lo mismo que yo.

David Hume, el célebre filósofo escocés (1711-1776) da en el clavo cuando, en su discusión sobre la ética, demuestra que las teorías racionalistas de la moral que daban a la decisión ética todo el peso de la razón, no se ajustaban a la realidad del comportamiento humano, por el hecho de que la razón está subordinada a la pasión. A juicio de Hume, las pasiones tienen un papel predominante en la evaluación moral.

La demostración mas reciente: una marcha impulsada por el Centro Democrático inspirada en “la defensa de los valores más sagrados de la democracia y la salvación del país”. En ella se ondearon las banderas que simbolizan el apoyo a Netanyahu y su barbarie. Apasionadamente, ellos se asumen como los buenos y, desde su bondad infinita, aplauden la masacre con fervor.

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19 respuestas a «La maldad, tan banal, tan resbalosa.»

Total acierto. Las guerras a las que asistimos comprueban que los genocicidios y/o Democidios son la maldad contra todos lo que cuestiomamos esa ley paraco-militar que silencia con su poder DESAFORADO; y el miedo que infunde a cualquier oponente de sus atropellos al desarrollo de la LIBERTAD.

Hola Juan.Muchas gracias por tu lectura y comentario. El tema de la maldad brinda muchas aristas de reflexión.

Con esta fase de guerra que espero sea el final del europeismo en occidente, debemos cuidar nuestra lengua y nuestros impulsos a la hora de escoger lado. Los uribistas se alinearon con Israel obedeciendo al engaño emanado de la biblia igual que los fundamentalistas norteamericanos. El relato ha sido veneno silencioso en lo mas profundo del misterio religioso.
En el lejano oriente la misma china y Japon cada uno en su momento imperial llevó a cabo masacres terribles en nombre de lo mejor paro todos…. Osea con el mismo discurso que desde siempre, Ur, Babilonia, Nubia, Egipto, Helladas, Roma y ahora Anglia de mano de America del norte… y aqui en colombia los Uribistas antes y hoy los Petristas…!!
Yo he vivido y estudiado de cerca a los palestinos y los colonos israelíes que hoy estan repitiendo el acto contra su propia humanidad.
Son simplemente actores nuevos de un viejo teatro. En la Grecia de hoy , por ejemplo, admiramos las ruinas solitarias y silenciosas de esa misma vieja batalla.
Posiblemente aqui en colombia tambien debemos primero lavar con sangre y dolor todas nuestras estatuas y montañas tal como lo han hecho todas las humanidades desde mongolia hasta los apalaches pasando por Roma y España con su guernica de recuerdo.
Si en vez de Petro hubiese ganado el desequilibrado patán la obra de teatro sería la misma tragicomedia… ya en otro pais banana un tal Bucarám fué actor cómico presidencial.

Muchas gracias Eduardo por tu lectura y por tu interesante comentario. Es doloroso ese descubrimiento en el sentido de que somos dados a caminar y actuar en contra de nuestra propia humanidad.

Doctor Morales, soy asiduo lector de sus enriquecedoras columnas de opinión, unas controversiales otras muy reflexivas. Es paradójico en el mundo de la conectividad ver tanta ignorancia. La banderas de Israel ondeadas por seguidores del Centro Democrático obedecían más que a una solidaridad hacia el neonazismo israeli a un rechazo a la posición de Petro de rechazar el genocidio en Gaza. La barbarie en Gaza está cruzado por los intereses económicos de las potencias occidentales en cabeza de los Estados Unidos que son hábilmente ocultadas por los grandes medios que se encargan de señalar a los musulmanes como los propagadores del mal, reduciendo la confrontación al sectarismo religioso. Decía el profesor, filósofo y escritor judío, Eric From: “Si todas las naciones se pusieran a reinvidicar repentinamente territorios en los que sus antepasados vivieron dos mil años antes, este mundo se volvería un manicomio “

Hola Fernando. Muchas gracias por leer y comentar. Convencido de que no hay guerras buenas y que la confrontación no es entre buenos y malos, las manipulaciones abundan y, por ausencia de reflexión, terminamos aprobando los crímenes más execrables.

Alberto amigo, un abrazo a distancia. Que buen artículo, por un momento no pude decidir que estaba mejor, si tu escrito o el café que tomo, recién hecho con granos llegados esta semana de la finca. Sabiamente decidí que los dos están muy buenos. Que alegría y satisfacción poder leer escritores que nos lleven de vuelta al parnaso.

Hola Efraín, que bueno saber de ti. Muchas gracias por leer y comentar. Saludos a la cumpleañera!¡

En su escrito, usted critica la marcha o al Uribismo. Tengo entendido que la marcha fue contra el mal gobierno. En la manifestación gobiernista anterior se vieron banderas del M19 y desafortunadamente no ví un comentario suyo al respecto.

Hola Eduardo. Gracias por leer. No critico la marcha. Es evidente que muchísima gente quería expresar su derecho a rechazar las acciones de un gobierno. Critico el silencio y la aceptación de que paralelamente se hiciera apología al genocidio que protagoniza el gobierno de Netanyahu. ¿Creees tú qué esa masacre es justificable?

El no reconocerse en el Otro con su misma condición, debilidades y sacralidad. El querer cosificarlo despersonalizándolo como un peligroso ser inferior. Excluirlo y declararlo un ” nadie” facilita su exterminio con la certeza de que luego la historia lo olvidará.
Pero no es así…
La historia bien contada, condena… condena carajo!!!

Estoy de acuerdo contigo. La historia no olvidará. Muchas gracias Juan Fernando por leer y comentar.

Don Alberto, después de ver como se abusa del poder desde cualquier esquina, llámense, partidos políticos, entes de control, cortes, empresariado etc etc, sin temor vemos la maldad está enquistada en forma de corrupción y lo ha estado por 200 años… y se volvió parte del paisaje! Duele mi patria!

Que pena con quien trata’de defender las banderas de Netanyahu en la manifestación del CD. La actitud de Israel es genocida sin lugar a ninguna’duda y para atacar el.gobierno actual deberían usar razones de malas acciones aqui. Lo que unonpuede suponer es que están de acuerdo con Israel y eso es lo más seguro

Hola Hernán. Muy bueno ferte por aquí. Gracias por leer y comentar. Creo que la gente tiene su derecho a protestar y movilizarse, a expresar lo que siente. En el caso de esa movilización, el hecho de que los sionistas hayan decidido participar, lo hayan hecho y no hayan encontrado objeción entre quienes se movilizaban, habla de una complicidad vergonzosa.

Nada distinto se puede esperar de quienes, acá en Colombia, consideran a Uribe, máximo responsable de los denominados falsos positivos, como el “mejor presidente de nuestra historia”. Son los mismos que aplaudieron la sangrienta represión a los manifestantes contra el gobierno de Duque. Matar y asesinar a quienes no piensan como ellos es algo que justifican plenamente habida cuenta de que los buenos son ellos y los demás son escoria pura. Asi mismo piensan los sionistas en cabeza de ese asesino que es Netanyahu, para ellos los palestinos no son humanos, son bestias que hay que exterminar, incluyendo los niños que son “los terroristas del futuro”. El horror y la crueldad desatada por los arrogantes israelíes contra un pueblo en total indefensión , y con el incondicional apoyo de la Primera Potencia Mundial y de las grandes potencias colonialistas europeas no es solo aberrante, es también, sin duda, el más cobarde ataque contra un pueblo inerme sometido a un inclemente bombardeo que arrasa con hospitales, escuelas, campos de refugiados, y toda la infraestructura de un pequeño territorio que se ha quedado sin agua, sin electricidad, sin suministros…toda una infamia contra un sufrido pueblo que solo puede ser aplaudido por los seguidores de un monstruo de maldad como lo es Uribe.

Hola Edgar. Muchas gracias por tu lectura y por tu comentario. La barbarie no da tregua.

La historia nos dice que las sociedades dominantes, dominan a las sociedades que no pueden responder con un equilibrio de fuerzas.

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