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Decadencia y nada qué mostrar…

El sonado caso de su insistencia en la venta de las acciones de UNE es de los más representativos. De hecho, la iniciativa fue derrotada en el Concejo de la ciudad por cuarta vez el pasado 6 de octubre. Una derrota particularmente sentida por el alcalde y su equipo de áulicos, porque estaban absolutamente convencidos de que este intento sería favorable a sus intereses. Aún no se reponen

Por Alberto Morales Gutiérrez

Son múltiples los símbolos que identifican la catastrófica gestión del señor Daniel Quintero en la alcaldía de Medellín. Un zafarrancho de actos dolosos, abandonos, acciones torvas orientadas a destruir lo construido por la ciudadanía a lo largo de los años, adanismo, perversidad manifiesta, mitomanía galopante, en fin, una verdadera tragedia.

El sonado caso de su insistencia en la venta de las acciones de UNE es de los más representativos. De hecho, la iniciativa fue derrotada en el Concejo de la ciudad por cuarta vez el pasado 6 de octubre. Una derrota particularmente sentida por el alcalde y su equipo de áulicos, porque estaban absolutamente convencidos de que este intento sería favorable a sus intereses. Aún no se reponen.

La maliciosa narrativa del alcalde, construida en la lógica de que él es el “salvador” de la ciudad y la única persona “correcta” que existe sobre la faz de la tierra, es la de que se trata de impedir que Medellín “pierda” tres billones de pesos.

Sus contradictores expresan que no están dispuestos a que la venta dote al alcalde corrupto de una caja menor multimillonaria para que impulse y financie las campañas políticas de sus candidatos, y asegurar así la permanencia de su vocación destructora.

Ausencia de confianza es el argumento de quienes se oponen: ¿cómo confiar en un alcalde que ha logrado destruir lo que, con tesón y esfuerzo, se había logrado en el pasado, a través de alianzas entre el Estado, las universidades y el sector privado, acompañados de la presencia ciudadana?

Cada vez es más claro que Quintero es el miserable peón de una conspiración de gran calado, que pretende apoderarse de todo lo que en esta ciudad tiene valor: sus empresas públicas, sus instituciones, sus organizaciones empresariales.

Hay, desde luego, mucho de patetismo en el grito herido del alcalde, dado que ha transcurrido tiempo suficiente para saber la verdad. Su alarido no tiene sustento. El volumen escandaloso de las inversiones en las redes sociales para mostrar los “logros” inexistentes; las bodegas furiosas de sus supuestos seguidores que “venden” con desespero su ineptitud como una virtud, no tienen de dónde agarrarse. Cada día que pasa se hace más evidente al servicio de qué oscuros intereses financieros y políticos actúa el personaje

Medellín duele por donde quiera que se la mire: la suciedad y el abandono se apoderan de sus calles, las instituciones educativas se derrumban, los niños de las comunas son abandonados, las personas mayores que antes eran atendidas con generosidad no tienen a dónde ir, el turismo sexual es el que nos define, la violencia no da tregua, las enfermedades mentales nos asfixian, los feminicidios están desatados. Todas las promesas de campaña se derrumban, los dineros públicos desaparecen por arte de magia, el vacío se apodera de todo.

Y entonces (alegrías de la pasada fiesta del libro) aparece un ejemplo de gestión de la decadencia que se transforma en una verdadera lección. Está narrado en “La ruta del conocimiento”, un texto excepcional de Violet Moller (Taurus 2022) que da cuenta de la manera como se redescubrieron los textos manuscritos de las grandes obras del conocimiento, que resistieron todos los intentos de destrucción.

Un relato sobre la sobrevivencia de las ideas del mundo clásico a la manera de un “emocionante, evocador y vibrante relato de nuestra herencia intelectual común”.

Refiere el texto un hecho ocurrido en la primavera del año 917 d.C en la ciudad de Bagdad, a donde llegan unos emisarios procedentes de Constantinopla, enviados por la emperatriz Zoé, a negociar las condiciones de un tratado de paz.

El califa de Bagdad, al-Muqtádir sabe que ha perdido, pero dispone una recepción alucinante, narrada de manera majestuosa por el historiador al- Jatib-al. Una recepción que tenía por objeto infundir temor a los embajadores.

“A la derecha del patio había quinientos caballos engalanados con sillas de oro y plata”, cada caballo había sido confiado a un mozo ataviado con un hermoso traje. Desde allí se pasaba al jardín zoológico “en el que los animales se acercaban a las gentes para olfatearlos y comían de sus manos”. Y luego llegaban a un patio en el que había “cien leones, provistos de bozal y sujetado cada uno por un cuidador… los jardines circundantes estaban llenos de árboles exóticos, “entre los cuales destacaban cuatrocientas palmeras, cuyos troncos estaban adornados con anillas de cobre sobredorado”.

Y el séquito los condujo hacia el palacio de las armaduras con sus corazas de oro, escudos de cuero y aljabas ornamentales y pasaron por pasillos soberbios flanqueados por esclavos de distintas razas, “escogidos cuidadosamente para demostrar la vastedad de los dominios musulmanes”  

Finalmente llegaron al sitio en donde los esperaba el califa “sentado en un trono de ébano tapizado con paños de oro y flanqueado por cinco de sus hijos”.

Sí, su dinastía había construido en poco menos de 300 años un epicentro de la cultura cuya influencia aún perduraba. La astrología, la filosofía, las matemáticas, la medicina y la geografía se nutrieron de los aportes diversos y magníficos de lo más granado de las culturas existentes en su época, tejiendo conexiones entre eruditos de los más diversos orígenes, creencias y geografías. Una influencia que, como consecuencia de las torpezas de este califa y otras condiciones exógenas incontrolables, era demarcada por esa visita, que anunciaba el principio del fin.  

La alucinante recepción que ofrecía al-Muqtádir demostraba que ese gobernante tenía todavía qué mostrar. Quintero, por el contrario, no tiene de dónde aferrarse…

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6 respuestas a «Decadencia y nada qué mostrar…»

Quintero no es tan malo como lo pintas, ni tan bueno como lo proclaman sus seguidores. Su principal logro será haber liberado a epm del secuestro al que estaba sometido por los “generosos” empresarios de la vecindad. Esos que crees buenos porque son de la tierrita , y los ataques que han recibido han demostrado lo contrario. Son unos h de p, y da grima que un hombre bueno como tú los añore y se duela de su suerte. Descreo de la conspiración de que hablas, son duelos de negociantes, ninguno es bueno, todos tienen las manos sucias. Sigues añorando la presencia de tus amigos en la administración, parece que fueron buenos contigo, tal vez sus nietos vuelvan al poder y ya no podremos comentarlo. 🙏Namaste🙏

Gracias por leer John. Cada uno de nosotros habita en sus creencias. Es una formidable enseñanza aprendida del gran Ortega y Gasset.

A otro que le metieron el cuento que EPM estaba secuestrada… que se lo trago entero… que le dicen GEA y piensan en cualquier empresa antioqueña como el cuestionable Alex Florez que parece que paso por Medellín, pero no logro aprender que era la ciudad, quienes la habitaban, ni como las interacciones entre Enoresa, Universidad y Estado lograron transformar y no sucumbir en las horas más oscuras que l ciudad ha transitado.

Secuestrar EPM? Hoy si está secuestrada por un montón de gente que no es competente para los cargos que desempeña, una junta directiva que no cumple su función de control sino de habilitador de los deseos del alcalde, así como pasa en muchas otras instituciones de la ciudad.

Es tan inerme el argumento del GEA que no resiste un análisis con datos. El negocio donde confluyen EPM y el GEA es en energía donde EPM no puede crecer más por restricciones regulatorias… no hay razón para decir que había influencia… no hay bases para nada.. solo un discurso populista y divisor.

La gestión de la administración de Quintero a pesar del presupuesto que maneja, no destaca en nada. Los servicios que debería prestar cada vez son más deficientes… ni la primera infancia, ni la educación, ni la oferta deportiva, ni los servicios públicos, ni la malla vial, ni la tercera edad, ni el espacio público, ni los habitantes en situación de calle…. Ni nadie recibe una oferta adecuada desde la administración. Es evidente que la plata se está perdiendo… el alcalde y su equipo de trabajo son indefendibles..

El Alcalde es un desastre para la ciudad más no para su pecunio, eso es claro, pero que los concejales actuaron por proteger los intereses de los ciudadanos es una mentira; esto solo es una lucha de CODICIAS, si el Alcalde fuera de su corriente seguramente votarían la venta.

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