Cuando Einstein declaró solemnemente que “Dios no juega a los dados”, para sustentar la perfección del universo y de las leyes de la física mecánica, no contaba con lo que, muchos años después, confirmaría el Gran Colisionador de Hadrones, esa máquina prodigiosa que reafirmó y demostró la existencia del bosón de Higgins y desencadenó la […]
La perfección divina.
